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2 Pedro 1:17 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

17 El recibió, en efecto, honor y gloria cuando la sublime voz de Dios padre resonó sobre él diciendo: 'Este es mi Hijo amado, en quién me complazco.'

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Biblia Reina Valera 1960

17 Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 cuando él recibió honor y gloria de parte de Dios Padre. La voz de la majestuosa gloria de Dios le dijo: «Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 cuando recibió de Dios Padre gloria y honor. En ese momento llegó sobre él una palabra muy extraordinaria de la gloriosa Majestad: 'Este es mi Hijo muy querido, el que me agradó elegir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Porque cuando recibió de Dios Padre honor y gloria, le fue dirigida de la majestuosa gloria esta voz: Éste es mi Hijo, mi Amado, en quien tengo complacencia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Él recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le dirigió aquella voz: 'Éste es mi Hijo muy amado, en quien me he complacido'.

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2 Pedro 1:17
36 Referans Kwoze  

Este es mi siervo, a quien yo he elegido; yo le amo y él es toda mi alegría. Le daré mi espíritu para que anuncie mi justicia a todo el mundo.


En esto, los discípulos vieron a Moisés y Elías conversando con él.


Aún estaba hablando Pedro, cuando quedaron envueltos en una nube luminosa , y de ella salió una voz, que dijo: - Este es mi Hijo amado,en quien me complazco. Escuchadle a él.


Id, pues, y haced discípulos entre los habitantes de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,


Y una voz que salía del cielo decía: - Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.


Y una voz que salía del cielo decía: - Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.


En esto quedaron envueltos en la sombra de una nube, y de ella salió una voz, que dijo: - Este es mi Hijo amado. Escuchadle a él.


Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.


y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Y una voz del cielo decía: - Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.


(Está escrito en el anterior)


Entonces, ¿con qué derecho me acusáis de blasfemia a mí, que he sido elegido por el Padre para ser enviado al mundo, por haber dicho que soy Hijo de Dios?


¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os he enseñado no ha sido por mi propia cuenta. Es el Padre, que vive en mí, el que está realizando su obra salvadora.


Tomás replicó: - Pero, Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?


Te pido que todos vivan unidos. Padre, como tú estás en mí y yo en ti, que también ellos estén unidos a nosotros. De este modo, el mundo podrá creer que tú me has enviado.


Jesús le dijo: - No me retengas, porque todavía no he ido a mi Padre; anda, ve y diles a mis hermanos que voy a mi Padre, que es también vuestro Padre; a mi Dios, que es también vuestro Dios.


El Padre ama al Hijo y ha puesto todas las cosas en sus manos.


Pues el Padre ama al Hijo y le hace partícipe de todas sus obras. Y le hará partícipe de cosas mayores todavía, de modo que vosotros mismos quedaréis maravillados.


El Padre tiene el poder de dar la vida, y ha concedido al Hijo ese mismo poder.


¡Ojalá no os preocupase tanto el alimento transitorio y os esforzaseis por conseguir el duradero, el que da vida eterna! Este es el alimento que os dará el Hijo del hombre, a quien Dios Padre ha acreditado con el sello de su autoridad.


Todo aquel que el Padre me confía vendrá a mí, y yo nunca rechazaré al que venga a mí.


Y lo que el Padre desea es que yo no pierda a ninguno de los que él me ha confiado, sino que los resucite en el último día.


Alabaréis así todos juntos y a una sola voz a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.


Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y fuente de todo consuelo.


El Dios y Padre de Jesús el Señor - ¡bendito sea para siempre! - sabe que no miento.


Y el Hijo, que es reflejo resplandeciente de la gloria de Dios e imagen perfecta de su ser, sostiene el universo valiéndose de su palabra poderosa, y, después de habernos purificado del pecado, comparte en las alturas, junto al trono de Dios, su poder soberano.


La gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, estén con nosotros, junto con la verdad y el amor.


La paz sea contigo. Saludos de parte de los amigos; saluda tú a cada uno de nuestros amigos en particular.


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