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1 Juan 5:20 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

20 Sabemos, en fin, que el Hijo de Dios ha venido y ha iluminado nuestras mentes para que conozcamos al verdadero. Con él estamos unidos mediante su Hijo Jesucristo, que es Dios verdadero y vida eterna.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento, para que podamos conocer al Dios verdadero. Y ahora vivimos en comunión con el Dios verdadero porque vivimos en comunión con su Hijo, Jesucristo. Él es el único Dios verdadero y él es la vida eterna.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Sabemos también que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al que es Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo; ahí tienen el Dios verdadero y la Vida eterna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Verdadero,° y estamos en el Verdadero: en su Hijo Jesús el Mesías. Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero. Estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios la vida eterna.

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1 Juan 5:20
53 Referans Kwoze  

El les contestó: - A vosotros, Dios os permite conocer los secretos de su reino, pero a ellos no se lo permite.


porque yo os daré entonces palabras y sabiduría tales, que ninguno de vuestros enemigos podrá resistiros ni contradeciros.


Entonces abrió su mente y les hizo comprender con claridad el sentido de las Escrituras.


A Dios nadie le vio jamás; el Hijo único, que es Dios y vive en íntima unión con el Padre, nos le ha dado a conocer.


Los que son del mundo dejarán de verme dentro de poco; pero vosotros seguiréis viéndome, porque la vida que yo tengo la tendréis también vosotros.


Judas, no el Iscariote, sino el otro, le preguntó: - Señor, ¿cuál es la razón de manifestarte sólo a nosotros y no a los que son del mundo?


Tomás replicó: - Pero, Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?


Entonces intervino Felipe: - Señor, muéstranos al Padre; con eso nos conformamos.


Vosotros ya estáis limpios, gracias al mensaje que os he comunicado.


Yo les he confiado tu mensaje, pero el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo.


Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo te conozco, y todos éstos han llegado a conocer que tú me has enviado.


(Y la vida eterna consiste en que te reconozcan a ti como único Dios verdadero, y a Jesucristo como tu enviado.)


Tomás contestó: - ¡Señor mío y Dios mío!


Jesús les dijo: - Si Dios fuera de verdad vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he venido de Dios y estoy aquí enviado por él. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me ha enviado.


Ciudad de vosotros mismos y de todo el rebaño sobre el que os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes. Pastoread la iglesia que el Señor adquirió con el sacrificio de su propia vida.


Suyos son los patriarcas; de ellos, en cuanto hombre, procede Cristo, que es Dios sobre todas las cosas, bendito por siempre. Amén.


A vosotros Dios os ha injertado en Cristo Jesús, que se ha convertido a su vez, para nosotros, en sabiduría, en fuerza salvadora, santificadora y liberadora.


Pues el mismo Dios que dijo: Resplandezca la luz desde el seno de las tinieblas, la ha hecho resplandecer en nuestros corazones, dándonos a conocer por ella la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo.


El cristiano es un hombre nuevo; lo viejo ha pasado, y una nueva realidad está presente.


Seréis así capaces de entender, en unión con todos los creyentes, cuán largo y ancho, cuán alto y profundo


Quiero estar unido a él, no en fuerza de que yo haya cumplido la Ley, sino por haber creído en Cristo, es decir, en virtud de la fuerza salvadora que Dios nos concede como respuesta a la fe.


Grande es, sin lugar a dudas, el misterio de nuestra religión: Cristo vino al mundo como ser mortal, el Espíritu dio testimonio de él, los ángeles le contemplaron, fue anunciado a las naciones, en el mundo le creyeron, Dios le recibió en su gloria.


mientras aguardamos el feliz cumplimiento de lo que estamos esperando: la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo.


Dice, en cambio, del Hijo: Tu trono, oh Dios, permanece para siempre y con rectitud gobiernas tu reino.


En efecto, quien niega al Hijo, rechaza al Padre; quien declara su fe en el Hijo, tiene también al Padre.


Por lo que a vosotros atañe, sed fieles al mensaje que oísteis desde el principio. Así participaréis de la vida del Padre y del Hijo.


pues quien se precia de vivir unido a él, lógico es que viva como vivió Jesucristo.


Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado a su Hijo para salvar al mundo.


Por nuestra parte, sabemos que Dios nos ama, y en él hemos puesto nuestra confianza. Dios es amor, y quien ha hecho del amor el centro de su vida, vive en Dios y Dios vive en él.


Si reconocen que Jesucristo ha venido como verdadero hombre, es que poseen el Espíritu de Dios.


Si creemos que Jesús es el Cristo, somos hijos de Dios. Ahora bien, no es posible amar al padre sin amar también al hermano, que es hijo del mismo padre.


Y si estamos seguros de que Dios siempre nos atiende, lo estamos también de que obtenemos lo que le pedimos.


En cuanto a nosotros, sabemos que todos los que han nacido de Dios no siguen pecando, pues el Hijo de Dios los protege y los mantiene lejos del alcance del maligno.


pues solamente quien cree que Jesús es el Hijo de Dios, es capaz de triunfar sobre el mundo.


cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: - Maravillas sin cuento has realizado, Señor Dios, dueño de todo; recto y fiel es tu proceder, rey de las naciones.


Vi luego el cielo abierto y un caballo blanco, cuyo jinete, llamado 'Fiel' y 'Veraz' , había comenzado ya a juzgar y a combatir en aras de la justicia.


Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: Esto dice el Amén, el Testigo fiel y veraz, el que está en el origen de la obra creadora de Dios:


Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: Esto dice el Santo, el Veraz, el que tiene la llave de David; el que, cuando abre, nadie puede cerrar, y, cuando cierra, nadie puede abrir.


Y gritaron con voz poderosa: - Señor santo y veraz, ¿cuánto vas a tardar en hacernos justicia y vengar la muerte que nos dieron los que viven en la tierra?


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