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Zacarías 2:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

9 Yo agitaré mi mano contra esa nación, y sus propios esclavos la saquearán. »Así sabréis que me ha enviado el Señor Todopoderoso.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Levantaré mi puño para aplastarlos y sus propios esclavos los saquearán». Entonces ustedes sabrán que el Señor de los Ejércitos Celestiales me ha enviado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Pero yo seré para ella como una muralla de fuego que la rodee totalmente, y habitaré en ella para ser su gloria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Por tanto, mirad: Yo agito mi mano contra ellos, y se convertirán en despojo para los que fueron sus esclavos. Entonces sabréis que YHVH Sebaot me ha enviado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Yo mismo seré para ella -oráculo de Yahveh- muralla de fuego a su alrededor, y en ella estaré para su gloria.

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Zacarías 2:9
30 Referans Kwoze  

Hoy mismo se detendrá en Nob; agitará su puño contra el monte de la ciudad de Sión, el monte de Jerusalén.


Secará el Señor el golfo del mar de Egipto; pasará su mano sobre el río Éufrates y lanzará un viento ardiente; lo dividirá en siete arroyos para que lo puedan cruzar en sandalias.


¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión; realmente es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!»


Sobre un monte pelado agitad la bandera; llamad a gritos a los soldados, hacedles señas con la mano para que entren por las puertas de los nobles.


Los pueblos los acogerán y los llevarán hasta su patria. Los israelitas los tomarán como siervos y siervas en el suelo del Señor; apresarán a sus captores y dominarán a sus opresores.


En aquel día los egipcios parecerán mujeres. Se estremecerán de terror ante la mano amenazante que el Señor Todopoderoso agita contra ellos.


En aquel día se entonará esta canción en la tierra de Judá: «Tenemos una ciudad fuerte. Como un muro, como un baluarte, Dios ha puesto su salvación.


¡Ay de ti, destructor, que no has sido destruido! ¡Ay de ti, traidor, que no has sido traicionado! Cuando dejes de destruir, te destruirán; cuando dejes de traicionar, te traicionarán.


Allí el Señor nos mostrará su poder. Será como un lugar de anchos ríos y canales. Ningún barco de remos surcará sus aguas, ni barcos poderosos navegarán por ellas.


Tus cuerdas se han aflojado: No sostienen el mástil con firmeza ni se despliegan las velas. Abundante botín habrá de repartirse, y aun los cojos se dedicarán al saqueo.


Entonces el Señor creará una nube de humo durante el día y un resplandor de fuego llameante durante la noche, sobre el monte Sión y sobre los que allí se reúnan. Sobre toda la gloria habrá un toldo


»Acercaos a mí, escuchad esto: »Desde el principio, jamás hablé en secreto; cuando las cosas suceden, allí estoy yo». Y ahora el Señor omnipotente me ha enviado con su Espíritu.


Ya no se oirá de violencia en tu tierra, ni de ruina y destrucción en tus fronteras, sino que llamarás a tus muros “Salvación”, y a tus puertas, “Alabanza”.


Ya no será el sol tu luz durante el día, ni con su resplandor te alumbrará la luna, porque el Señor será tu luz eterna; tu Dios será tu gloria.


Todas las naciones le servirán a él, y a su hijo y a su nieto, hasta que también a su país le llegue la hora y sea sometido por numerosas naciones y grandes reyes.


Pero a un profeta que anuncia paz se le reconoce como profeta verdaderamente enviado por el Señor solo si se cumplen sus palabras.


El clamor de mi pueblo se levanta desde todos los rincones del país: «¿Acaso no está el Señor en Sión? ¿No está allí su rey?» «¿Por qué me provocan con sus ídolos, con sus dioses inútiles y extraños?»


No tendrán que ir a buscar leña al monte, ni tendrán que cortarla de los bosques, porque la leña que usarán serán sus propias armas. Además, saquearán a sus saqueadores y despojarán a sus despojadores. Lo afirma el Señor.


Entonces sabréis que yo estoy en medio de Israel, que yo soy el Señor vuestro Dios, y no hay otro fuera de mí. ¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!


¡Que te aplaste la violencia que cometiste contra el Líbano! ¡Que te abata la destrucción que hiciste de los animales! ¡Porque es mucha la sangre que has derramado, y mucha tu violencia contra este país, contra esta ciudad y sus habitantes!


Son tantas las naciones que has saqueado que los pueblos que se salven te saquearán a ti; porque es mucha la sangre que has derramado, y mucha tu violencia contra este país, contra esta ciudad y sus habitantes.


Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel—, que Moab vendrá a ser como Sodoma y los amonitas, como Gomorra: se volverán campos de espinos y minas de sal, desolación perpetua. El remanente de mi pueblo los saqueará; los sobrevivientes de mi nación heredarán su tierra».


El Señor te ha levantado el castigo, ha puesto en retirada a tus enemigos. El Señor, rey de Israel, está en medio de ti: nunca más temerás mal alguno.


»En aquel día, muchas naciones se unirán al Señor. Ellas serán mi pueblo, y yo habitaré entre ellas. »Así sabréis que el Señor Todopoderoso es quien me ha enviado a vosotros.


Porque así dice el Señor Todopoderoso, cuya gloria me envió contra las naciones que os saquearon: «La nación que toca a mi pueblo, toca la niña de mis ojos.


«Zorobabel ha puesto los cimientos de este templo, y él mismo terminará de construirlo. ¡Así sabréis que me ha enviado a vosotros el Señor Todopoderoso!


Si os esmeráis en obedecer al Señor vuestro Dios, los que están lejos vendrán para ayudar en la reconstrucción del templo del Señor. Así sabréis que el Señor Todopoderoso me ha enviado a vosotros».


El Señor Todopoderoso los protegerá, y ellos destruirán por completo los proyectiles de la honda. Beberán y reirán como embriagados de vino; se llenarán como un tazón de libaciones, como los cuernos del altar.


»Os digo esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy.


Y os digo esto para que cuando llegue ese día os acordéis de que ya os lo había advertido. Sin embargo, no os dije esto al principio porque yo estaba con vosotros.


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