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Zacarías 10:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

3 «Se enciende mi ira contra los pastores; castigaré a esos machos cabríos. Ciertamente el Señor Todopoderoso cuida de Judá, que es su rebaño, ¡y lo convertirá en su corcel de honor el día de la batalla!

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Biblia Reina Valera 1960

3 Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los jefes; pero Jehová de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la guerra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 «Mi ira se enciende contra sus pastores y castigaré a esos líderes. Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales ha llegado para cuidar a Judá, su rebaño. Él los hará fuertes y magníficos, como un caballo majestuoso en la batalla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 (Me he indignado con los pastores y voy a castigar a los chivatos.) Pero Yavé de los Ejércitos visitará a su rebaño, la tribu de Judá, ellos serán su caballo de batalla.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Mi ira se ha encendido contra los pastores, Tomaré cuentas a los machos cabríos,° YHVH Sebaot visitará° a su rebaño, la casa de Judá, Y hará de ella su corcel real en el combate.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Contra los pastores se enciende mi ira, voy a castigar a los machos cabríos. Yahveh Sebaot visita a su grey, la casa de Judá, la hace su corcel capitán en la batalla.

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Zacarías 10:3
28 Referans Kwoze  

En cuanto suena la trompeta, resopla desafiante; percibe desde lejos el fragor de la batalla, los gritos de combate y las órdenes de ataque.


con lo que el pueblo creyó. Y, al oír que el Señor había estado pendiente de ellos y había visto su aflicción, los israelitas se inclinaron y adoraron al Señor.


Se prepara al caballo para el día de la batalla, pero la victoria depende del Señor.


Tú y tus adornos, amada mía, me recordáis a las yeguas enjaezadas de los carros del faraón.


Cuando el Señor termine lo que va a hacer contra el monte Sión y contra Jerusalén, él dirá: «Castigaré el fruto del orgulloso corazón del rey de Asiria y la arrogancia de sus ojos».


En aquel día el Señor castigará a los poderes celestiales en el cielo y a los reyes terrenales en la tierra.


Los pastores se han vuelto necios, no buscan al Señor; por eso no han prosperado, y su rebaño anda disperso.


Por eso, así dice el Señor Todopoderoso: “Voy a castigarlos. Los jóvenes morirán a filo de espada, y sus hijos y sus hijas se morirán de hambre.


»Pero, cuando se hayan cumplido los setenta años, yo castigaré por su iniquidad al rey de Babilonia y a aquella nación, país de los caldeos, y los convertiré en desolación perpetua —afirma el Señor—.


Gemid, pastores, y clamad; revolcaos en el polvo, jefes del rebaño, porque os ha llegado el día de la matanza; seréis dispersados, y caeréis como carneros escogidos.


»Mi pueblo ha sido como un rebaño perdido; sus pastores lo han descarriado, lo han hecho vagar por las montañas. Ha ido de colina en colina, y se ha olvidado de su redil.


»”Así dice el Señor omnipotente: Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño.


Como un pastor que cuida de sus ovejas cuando están dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las rescataré de todos los lugares donde, en un día oscuro y de nubarrones, se hayan dispersado.


«Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “¡Ay de vosotros, pastores de Israel, que solo os cuidáis a vosotros mismos! ¿Acaso los pastores no deben cuidar al rebaño?


Corromperá con halagos a los que hayan renegado del pacto, pero los que conozcan a su Dios se le opondrán con firmeza.


En el día del sacrificio del Señor castigaré a los funcionarios y oficiales del rey, y a cuantos se visten según modas extrañas.


Y allí pastarán las ovejas del remanente de la tribu de Judá. Al atardecer se echarán a descansar en las casas de Ascalón; el Señor su Dios vendrá en su ayuda para restaurarlos.


¡Ay del pastor inútil que abandona su rebaño! ¡Que la espada le hiera el brazo, y el puñal le saque el ojo derecho! ¡Que del brazo quede tullido, y del ojo derecho, ciego!


«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo.


Mantened entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque os acusen de hacer el mal, ellos observen vuestras buenas obras y glorifiquen a Dios en el día de la salvación.


Noemí decidió regresar de la tierra de Moab con sus dos nueras, porque allí se enteró de que el Señor había acudido en ayuda de su pueblo al proveerle de alimento.


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