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Sofonías 3:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

15 El Señor te ha levantado el castigo, ha puesto en retirada a tus enemigos. El Señor, rey de Israel, está en medio de ti: nunca más temerás mal alguno.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

15 Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Pues el Señor quitará su mano de juicio y dispersará a los ejércitos de tus enemigos. ¡El Señor mismo, el Rey de Israel, vivirá en medio de ti! Por fin, se habrán terminado tus aflicciones y nunca jamás temerás el desastre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Pues Yavé ha cambiado su suerte, ha alejado de ti a tus enemigos. No tendrás que temer desgracia alguna, pues en medio de ti está Yavé, rey de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 YHVH ha apartado tus juicios,° Ha echado fuera tu enemigo. YHVH, el Rey de Israel está en medio de ti. ¡Nunca más temerás el mal!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Yahveh ha retirado la sentencia contra ti, ha expulsado a tus enemigos. Yahveh, rey de Israel, está contigo, ya no tienes que temer mal alguno.

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Sofonías 3:15
48 Referans Kwoze  

Fue así como ella quedó embarazada y dio a luz un hijo. Entonces exclamó: «Dios ha borrado mi desgracia».


Que se alegre Israel por su creador; que se regocijen los hijos de Sión por su rey.


El temor del Señor es puro: permanece para siempre. Las sentencias del Señor son verdaderas: todas ellas son justas.


depusiste por completo tu enojo, y contuviste el ardor de tu ira.


¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión; realmente es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!»


Devorará a la muerte para siempre; el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro, y quitará de toda la tierra el oprobio de su pueblo. El Señor mismo lo ha dicho.


Porque el Señor es nuestro guía; el Señor es nuestro gobernante. El Señor es nuestro rey: ¡Él nos salvará!


Y volverán los rescatados por el Señor, y entrarán en Sión con cantos de alegría, coronados de una alegría eterna. Los alcanzarán la alegría y el regocijo, y se alejarán la tristeza y el gemido.


Así dice tu Señor y Dios, tu Dios, que aboga por su pueblo: «Te he quitado de la mano la copa que te hacía tambalear. De esa copa, que es el cáliz de mi furia, jamás volverás a beber.


Ruinas de Jerusalén, ¡prorrumpid juntas en canciones de alegría! Porque el Señor ha consolado a su pueblo, ¡ha redimido a Jerusalén!


Serás establecida en justicia; lejos de ti estará la opresión, y nada tendrás que temer; el terror se apartará de ti, y no se te acercará.


Ya no se oirá de violencia en tu tierra, ni de ruina y destrucción en tus fronteras, sino que llamarás a tus muros “Salvación”, y a tus puertas, “Alabanza”.


Me regocijaré por Jerusalén y me alegraré en mi pueblo; no volverán a oírse en ella voces de llanto ni gritos de clamor.


El clamor de mi pueblo se levanta desde todos los rincones del país: «¿Acaso no está el Señor en Sión? ¿No está allí su rey?» «¿Por qué me provocan con sus ídolos, con sus dioses inútiles y extraños?»


»”Porque tú has dicho: ‘A pesar de que el Señor viva allí, las dos naciones y los dos territorios serán míos, y yo seré su dueño’.


Nunca más te haré oír el ultraje de las naciones; no tendrás que volver a soportar los insultos de los pueblos, ni serás causa de tropiezo para tu nación. Lo afirma el Señor omnipotente”».


Ya no volveré a darles la espalda, pues derramaré mi Espíritu sobre Israel. Yo, el Señor, lo afirmo».


»El perímetro urbano será de nueve mil metros. »Y desde aquel día el nombre de la ciudad será: El Señor está aquí».


«Entonces sabréis que yo, el Señor vuestro Dios, habito en Sión, mi monte santo. Santa será Jerusalén, y nunca más la invadirán los extranjeros.


Plantaré a Israel en su propia tierra, para que nunca más sea arrancado de la tierra que yo le di», dice el Señor tu Dios.


Cuando lo vea mi enemiga, la que me decía: «¿Dónde está tu Dios?», se llenará de vergüenza. Mis ojos contemplarán su desgracia, pues será pisoteada como el lodo de las calles.


¡Que te aplaste la violencia que cometiste contra el Líbano! ¡Que te abata la destrucción que hiciste de los animales! ¡Porque es mucha la sangre que has derramado, y mucha tu violencia contra este país, contra esta ciudad y sus habitantes!


Son tantas las naciones que has saqueado que los pueblos que se salven te saquearán a ti; porque es mucha la sangre que has derramado, y mucha tu violencia contra este país, contra esta ciudad y sus habitantes.


porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos


Pero el Señor que está en ella es justo; no comete iniquidad. Cada mañana imparte su justicia, y no deja de hacerlo cada nuevo día, pero el inicuo no conoce la vergüenza.


y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. »En aquel día convertiré a Jerusalén en una roca inconmovible para todos los pueblos. Los que intenten moverla quedarán despedazados.


Jerusalén volverá a ser habitada, tendrá tranquilidad, y nunca más será destruida.


¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, Salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna.


―Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel! —declaró Natanael.


«No temas, oh hija de Sión; mira, que aquí viene tu rey, montado sobre un burrito».


Pilato mandó que se pusiera sobre la cruz un letrero en el que estuviera escrito: «Jesús de Nazaret, Rey de los judíos».


Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo solo según lo que oigo, y mi juicio es justo, pues no busco hacer mi propia voluntad, sino cumplir la voluntad del que me envió.


Luego oí en el cielo un gran clamor: «Han llegado ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios; ha llegado ya la autoridad de su Cristo. Porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.


¡Alégrate, oh cielo, por lo que le ha sucedido! ¡Alegraos también vosotros, santos, apóstoles y profetas!, porque Dios, al juzgarla, os ha hecho justicia».


En su manto y sobre el muslo lleva escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.


Por eso están delante del trono de Dios, y día y noche le sirven en su templo; y el que está sentado en el trono les dará refugio en su santuario.


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