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Santiago 2:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

6 ¡Pero vosotros habéis menospreciado al pobre! ¿No son los ricos quienes os explotan y os arrastran ante los tribunales?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 ¡Pero ustedes desprecian a los pobres! ¿Acaso no son los ricos quienes los oprimen a ustedes y los arrastran a los tribunales?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Ustedes, en cambio, los desprecian. Sin embargo, son los ricos quienes los aplastan a ustedes y los arrastran ante los tribunales.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Pero vosotros habéis afrentado° al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y ellos mismos os arrastran a los tribunales?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 ¡Y vosotros habéis afrentado al pobre! ¿No son los ricos los que os oprimen y os arrastran a los tribunales?

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Santiago 2:6
38 Referans Kwoze  

porque oprimió al pobre y lo dejó sin nada, y se adueñó de casas que nunca construyó.


Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra.


Pero tú ves la opresión y la violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos.


Con arrogancia persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas.


Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente.


Dice el Señor: «Voy ahora a levantarme, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesitado se queja».


Vosotros frustráis los planes de los pobres, pero el Señor los protege.


El que oprime al pobre ofende a su creador, pero honra a Dios quien se apiada del necesitado.


El que se burla del pobre ofende a su creador; el que se alegra de verlo en la ruina no quedará sin castigo.


El pobre habla en tono suplicante; el rico responde con aspereza.


Oprimir al pobre para enriquecerse, y hacerle regalos al rico, ¡buena manera de empobrecerse!


Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de sus acreedores.


Si en alguna provincia ves que se oprime al pobre, y que a la gente se le niega un juicio justo, no te asombres de tales cosas; porque a un alto oficial lo vigila otro más alto, y por encima de ellos hay otros altos oficiales.


Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos.


Oíd esta palabra, vacas de Basán, que vivís en el monte de Samaria, que oprimís a los desvalidos y maltratáis a los necesitados, que decís a vuestros esposos: «¡Traednos de beber!»


Por eso, como pisoteáis al desvalido y le imponéis tributo de grano, no viviréis en las casas de piedra labrada que habéis construido, ni beberéis del vino de los selectos viñedos que habéis plantado.


Con tu lanza les partiste la cabeza a sus guerreros, que enfurecidos querían dispersarme, que con placer arrogante se lanzaron contra mí, como quien se lanza contra un pobre indefenso.


No oprimáis a las viudas ni a los huérfanos, ni a los extranjeros ni a los pobres. No maquinéis el mal en vuestro corazón los unos contra los otros”.


―No estoy poseído por ningún demonio —contestó Jesús—. Tan solo honro a mi Padre; pero vosotros me deshonráis a mí.


Pero los judíos incitaron a mujeres muy distinguidas y favorables al judaísmo, y a los hombres más prominentes de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé. Por tanto, los expulsaron de la región.


Pero, como no los encontraron, arrastraron a Jasón y a algunos otros hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: «¡Estos que han trastornado el mundo entero han venido también acá,


Siendo Galión gobernador de Acaya, los judíos a una atacaron a Pablo y lo condujeron al tribunal.


Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.


¿Acaso no tenéis casas donde comer y beber? ¿O es que menospreciáis a la iglesia de Dios y queréis avergonzar a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Voy a elogiaros por esto? ¡Claro que no!


Si atendéis bien al que lleva ropa elegante y le decís: «Siéntate aquí, en este lugar cómodo», pero al pobre le decís: «Quédate ahí de pie» o «Siéntate en el suelo, a mis pies»,


Oíd cómo clama contra vosotros el salario no pagado a los obreros que trabajaron vuestros campos. El clamor de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso.


Habéis condenado y matado al justo sin que él os ofreciera resistencia.


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