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Santiago 1:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

16 Mis queridos hermanos, no os engañéis.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 Amados hermanos míos, no erréis.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Así que no se dejen engañar, mis amados hermanos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Hermanos muy queridos, no se equivoquen:

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 No os engañéis, amados hermanos míos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 No os engañéis, hermanos queridos.

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Santiago 1:16
22 Referans Kwoze  

Jesús les contestó: ―Andáis equivocados porque desconocéis las Escrituras y el poder de Dios.


―¿Acaso no andáis desencaminados? —les replicó Jesús—. ¡Es que desconocéis las Escrituras y el poder de Dios!


Él no es Dios de muertos, sino de vivos. ¡Andáis muy desencaminados!


Por aquellos días, Pedro se puso de pie en medio de los creyentes, que eran un grupo como de ciento veinte personas,


¿No sabéis que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No os dejéis engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales,


No os engañéis: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra.


Así que, mis queridos hermanos, como habéis obedecido siempre —no solo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia— llevad a cabo vuestra salvación con temor y temblor,


Por lo tanto, queridos hermanos míos, a quienes amo y tanto añoro, vosotros que sois mi alegría y mi corona, manteneos así, firmes en el Señor.


Os digo esto para que nadie os engañe con argumentos capciosos.


Cuidaos de que nadie os cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que está de acuerdo con los principios de este mundo y no conforme a Cristo.


que se han desviado de la verdad. Andan diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, y así trastornan la fe de algunos.


Seguid amándoos unos a otros fraternalmente.


Mis queridos hermanos, tened presente esto: Todos debéis estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojaros;


Hermanos míos, consideraos muy dichosos cuando tengáis que enfrentaros con diversas pruebas,


Hermanos míos, la fe que tenéis en nuestro glorioso Señor Jesucristo no debe dar lugar a favoritismos.


Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle esa fe?


Escuchad, mis queridos hermanos: ¿No ha escogido Dios a los que son pobres según el mundo para que sean ricos en la fe y hereden el reino que prometió a quienes le aman?


Hermanos míos, no pretendáis muchos de vosotros ser maestros, pues, como sabéis, seremos juzgados con más severidad.


De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.


Hermanos, no habléis mal unos de otros. Si alguien habla mal de su hermano, o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y, si juzgas la ley, ya no eres cumplidor de la ley, sino su juez.


Sobre todo, hermanos míos, no juréis ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que vuestro «sí» sea «sí», y vuestro «no», «no», para que no seáis condenados.


Hermanos míos, si alguno de vosotros se extravía de la verdad, y otro lo hace volver a ella,


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