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Salmos 9:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

5 Reprendiste a los paganos, destruiste a los malvados; ¡para siempre borraste su memoria!

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Biblia Reina Valera 1960

5 Reprendiste a las naciones, destruiste al malo, Borraste el nombre de ellos eternamente y para siempre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Reprendiste a las naciones y destruiste a los malvados; borraste sus nombres para siempre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Has abatido a las naciones, has hecho perecer a los malvados y has borrado su nombre para siempre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 g Reprendiste a las naciones, Hiciste perecer al malvado, Has borrado su nombre para siempre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 pues tú llevas mi causa y mi litigio, sentado en tu tribunal de justo juez.

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Salmos 9:5
24 Referans Kwoze  

Ajitofel, por su parte, al ver que Absalón no había seguido su consejo, aparejó el asno y se fue a su pueblo. Cuando llegó a su casa, después de arreglar sus asuntos, fue y se ahorcó. Así murió, y fue enterrado en la tumba de su padre.


para que tomen venganza de las naciones y castiguen a los pueblos;


¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos?


Tú destruyes a los mentirosos y aborreces a los tramposos y asesinos.


Si el malvado no se arrepiente, Dios afilará la espada y tensará el arco;


Al paso de los israelitas expulsó naciones, cuyas tierras dio a su pueblo en heredad; ¡así estableció en sus tiendas a las tribus de Israel!


¿Por qué van a decir las naciones: «¿Dónde está su Dios?»? Permítenos ver, y muéstrales a los pueblos paganos cómo tomas venganza de la sangre de tus siervos.


La memoria de los justos es una bendición, pero la fama de los malvados será pasto de los gusanos.


La luz de los justos brilla radiante, pero los malvados son como lámpara apagada.


Estableceré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a sus oficiales —afirma el Señor—.


Tú, Señor, te pusiste de mi parte y me salvaste la vida.


El día que yo actúe, pisotearéis a los malvados, y bajo vuestros pies quedarán hechos polvo —dice el Señor Todopoderoso—.


Déjame que lo destruya y borre hasta el recuerdo de su nombre. De ti, en cambio, haré una nación más fuerte y numerosa que la de ellos”.


De su boca sale una espada afilada, con la que herirá a las naciones. «Las gobernará con puño de hierro». Él mismo exprime uvas en el lagar del furor del castigo que viene de Dios Todopoderoso.


David le dijo entonces a Abigaíl: ―¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro!


Cuando David se enteró de que Nabal había muerto, exclamó: «¡Bendito sea el Señor, que me ha hecho justicia por la afrenta que recibí de Nabal! El Señor libró a este siervo suyo de hacer mal, pero hizo recaer sobre Nabal su propia maldad». Entonces David envió un mensaje a Abigaíl, proponiéndole matrimonio.


Saúl le dijo a su escudero: «Saca la espada y mátame, no sea que lo hagan esos incircuncisos cuando lleguen, y se diviertan a costa mía». Pero el escudero estaba tan asustado que no quiso hacerlo, de modo que Saúl mismo tomó su espada y se dejó caer sobre ella.


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