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Salmos 74:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

2 Acuérdate del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos, de la tribu que redimiste para que fuera tu posesión. Acuérdate de este monte Sión, que es donde tú habitas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos, La que redimiste para hacerla la tribu de tu herencia; Este monte de Sion, donde has habitado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Recuerda que somos el pueblo que elegiste hace tanto tiempo, ¡la tribu a la cual redimiste como tu posesión más preciada! Y acuérdate de Jerusalén, tu hogar aquí en la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Acuérdate de tu comunidad, que antiguamente adquiriste y rescataste para que fuera tu tribu y heredad con el monte Sión donde tú moras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Acuérdate de tu congregación, La que adquiriste desde tiempos antiguos, La que redimiste para hacerla tribu de tu heredad, Y de este monte Sión, donde has habitado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Acuérdate del grupo que adquiriste en otro tiempo, que redimiste como tribu de tu herencia y del monte Sión, en donde habitas.

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Salmos 74:2
27 Referans Kwoze  

La ira del Señor se encendió contra su pueblo; su heredad le resultó aborrecible.


El Señor escogió a Jacob como su propiedad, a Israel como su posesión.


Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió por su heredad.


¿Por qué, montañas escarpadas, miráis con envidia al monte donde a Dios le place residir, donde el Señor habitará por siempre?


Con tu brazo poderoso redimiste a tu pueblo, a los descendientes de Jacob y de José. Selah


Cantad salmos al Señor, el rey de Sión; proclamad sus proezas entre las naciones.


El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos.


El Señor no rechazará a su pueblo; no dejará a su herencia en el abandono.


Por tu gran amor guías al pueblo que has rescatado; por tu fuerza los llevas a tu santa morada.


pues caerá sobre ellos pavor y espanto. Por tu gran poder, Señor, quedarán mudos como piedras hasta que haya pasado tu pueblo, el pueblo que adquiriste para ti.


Volverán los rescatados del Señor, y entrarán en Sión con cánticos de júbilo; su corona será el gozo eterno. Se llenarán de regocijo y alegría, y se apartarán de ellos el dolor y los gemidos.


Serán llamados «Pueblo santo», «Redimidos del Señor»; y tú serás llamada «Ciudad anhelada», «Ciudad nunca abandonada».


Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que nunca callarán, ni de día ni de noche. Vosotros, los que invocáis al Señor, no os deis descanso;


¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos, y endureces nuestro corazón para que no te temamos? Vuelve por amor a tus siervos, por las tribus que son tu herencia.


de todas sus angustias. Él mismo los salvó; no envió un emisario ni un ángel. En su amor y misericordia los rescató; los levantó y los llevó en sus brazos como en los tiempos de antaño.


La heredad de Jacob no es como ellos, porque él es quien hace todas las cosas; su nombre es el Señor Todopoderoso, e Israel es la tribu de su herencia.


La porción de Jacob no es como aquellos; su Dios es el creador de todas las cosas. Su nombre es el Señor Todopoderoso; Israel es la tribu de su heredad.


Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo os ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre.


Porque la porción del Señor es su pueblo; Jacob es su herencia asignada.


Pero a vosotros el Señor os tomó y os sacó de Egipto, de ese horno donde se funde el hierro, para que fuerais el pueblo de su propiedad, como lo sois ahora.


Oré al Señor y le dije: “Señor y Dios, ¡no destruyas tu propia heredad, el pueblo que por tu grandeza redimiste y sacaste de Egipto con gran despliegue de fuerza!


Después de todo, ellos son tu propia heredad; son el pueblo que sacaste con gran despliegue de fuerza y de poder”.


Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.


Y entonaban este nuevo cántico: «Digno eres de recibir el rollo escrito y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.


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