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Salmos 69:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

3 Cansado estoy de pedir ayuda; tengo reseca la garganta. Mis ojos languidecen, esperando la ayuda de mi Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Estoy agotado de tanto gritar por ayuda; tengo la garganta reseca. Mis ojos están hinchados de tanto llorar, a la espera de la ayuda de mi Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Me agoto de gritar, me arde la garganta, y mis ojos se cansan de esperar a mi Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Estoy cansado de llamar, Mi garganta ha enronquecido, Mis ojos desfallecen esperando a mi Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 que me estoy anegando en el cieno del abismo, sin poder hacer pie; que me estoy sumergiendo en las aguas profundas, envuelto en las corrientes.

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Salmos 69:3
18 Referans Kwoze  

Pero los ojos de los malvados se apagarán; no tendrán escapatoria. ¡Su esperanza es exhalar el último suspiro!»


De tanto llorar tengo enrojecida la cara, profundas ojeras tengo en torno a los ojos;


Mis ojos se consumen esperando tu salvación, esperando que se cumpla tu justicia.


Mis ojos se consumen esperando tu promesa, y digo: «¿Cuándo vendrás a consolarme?»


Se ha secado mi vigor como una teja; la lengua se me pega al paladar. ¡Me has hundido en el polvo de la muerte!


Dios mío, clamo de día y no me respondes; clamo de noche y no hallo reposo.


Sean mi protección la integridad y la rectitud, porque en ti he puesto mi esperanza.


»Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? ¡Mi esperanza he puesto en ti!


Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo y pusieron su confianza en el Señor.


Cansado estoy de sollozar; toda la noche inundo de lágrimas mi cama, ¡mi lecho empapo con mi llanto!


En mi comida pusieron hiel; para calmar mi sed me dieron vinagre.


El peso de tu enojo ha recaído sobre mí; me has abrumado con tus olas. Selah


Chillé como golondrina, como grulla; ¡me quejé como paloma! Mis ojos se cansaron de mirar al cielo. ¡Angustiado estoy, Señor! ¡Acude en mi ayuda!


El llanto me consume los ojos; siento una profunda agonía. Estoy con el ánimo por los suelos porque mi pueblo ha sido destruido. Niños e infantes desfallecen por las calles de la ciudad.


Después de esto, como Jesús sabía que ya todo había terminado, y para que se cumpliera la Escritura, dijo: ―Tengo sed.


Tus hijos y tus hijas serán entregados a otra nación; te cansarás de buscarlos, y no los podrás encontrar.


En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente sumisión.


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