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Salmos 127:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

1 Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Si el Señor no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo. Si el Señor no protege la ciudad, protegerla con guardias no sirve para nada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Si el Señor no construye la casa en vano trabajan los albañiles; si el Señor no protege la ciudad, en vano vigila el centinela.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Cántico gradual. Para Salomón. Si YHVH no edifica la Casa,° en vano trabajan los que la edifican, Si YHVH no guarda la ciudad, en vano vela la guardia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Canto gradual. De Salomón. Si no fuera el Señor quien construye la casa, inútilmente se afanan los canteros; si no fuera el Señor quien custodia la ciudad, inútilmente vigilan los guardianes.

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Salmos 127:1
35 Referans Kwoze  

El Señor, cumpliendo su palabra, le dio sabiduría a Salomón. Hiram y Salomón hicieron un tratado, y hubo paz entre ellos.


Ten presente que el Señor te ha escogido para que le edifiques un templo como santuario suyo. Así que ¡anímate y pon manos a la obra!»


Además, David le dijo a su hijo Salomón: «¡Sé fuerte y valiente, y pon manos a la obra! No tengas miedo ni te desanimes, porque Dios el Señor, mi Dios, estará contigo. No te dejará ni te abandonará hasta que hayas terminado toda la obra del templo del Señor.


Dale también a mi hijo Salomón un corazón íntegro, para que obedezca y ponga en práctica tus mandamientos, preceptos y leyes. Permítele construir el templo para el cual he hecho esta provisión».


En mi angustia invoqué al Señor, y él me respondió.


A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda?


Yo me alegro cuando me dicen: «Vamos a la casa del Señor».


Hacia ti dirijo la mirada, hacia ti, cuyo trono está en el cielo.


Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte —que lo repita ahora Israel—,


Los que confían en el Señor son como el monte Sión, que jamás será conmovido, que permanecerá para siempre.


Cuando el Señor hizo volver a Sión a los cautivos, nos parecía estar soñando.


Oh Dios, otorga tu justicia al rey, tu rectitud al príncipe heredero.


Construyó su santuario, alto como los cielos, como la tierra, que él afirmó para siempre.


El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor.


Me fijé en que en esta vida la carrera no la ganan los más veloces, ni ganan la batalla los más valientes; que tampoco los sabios tienen qué comer, ni los inteligentes abundan en dinero, ni los instruidos gozan de simpatía, sino que a todos les llegan buenos y malos tiempos.


Me encuentran los centinelas mientras rondan la ciudad. Les pregunto: «¿Habéis visto al amor de mi vida?»


Me encontraron los centinelas mientras rondaban la ciudad; los que vigilan las murallas me hirieron, me golpearon; ¡me despojaron de mi manto!


Yo, el Señor, soy su guardián; todo el tiempo riego mi viña. Día y noche cuido de ella para que nadie le haga daño.


Ciegos están todos los guardianes de Israel; ninguno de ellos sabe nada. Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar. Se acuestan y desvarían; les encanta dormitar.


Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que nunca callarán, ni de día ni de noche. Vosotros, los que invocáis al Señor, no os deis descanso;


¡Levantad el estandarte contra los muros de Babilonia! ¡Reforzad la guardia! ¡Poned centinelas! ¡Preparad la emboscada! El Señor cumplirá su propósito; cumplirá su decreto contra los babilonios.


Corre un emisario tras el otro; un mensajero sigue a otro mensajero, para anunciar al rey de Babilonia que toda la ciudad ha sido conquistada.


Y, si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco vuestra fe.


Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino solo Dios, quien es el que hace crecer.


Temo por vosotros, que tal vez me haya estado esforzando en vano.


Recuerda al Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza; así ha confirmado hoy el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados.


Pero el rey de Jericó se enteró de que dos espías israelitas habían entrado esa noche en la ciudad para reconocer el país.


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