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Salmos 102:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

4 Mi corazón decae y se marchita como la hierba; ¡hasta he perdido el apetito!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Tengo el corazón angustiado, marchito como la hierba, y perdí el apetito.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 como hierba segada, mi corazón se seca y hasta me olvido de comer mi pan;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Mi corazón herido se agosta como la hierba, Y aun de comer mi pan me olvido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Mis días se terminan en humo, y mis huesos se queman lo mismo que un brasero.

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Salmos 102:4
21 Referans Kwoze  

Los ancianos de su corte iban a verlo y le rogaban que se levantara, pero él se resistía, y aun se negaba a comer con ellos.


Luego Esdras salió del templo de Dios y fue a la habitación de Johanán hijo de Eliasib. Allí se quedó sin comer pan ni beber agua, porque estaba muy deprimido por causa de la infidelidad de los repatriados.


»¡Ya estoy harto de esta vida! Por eso doy rienda suelta a mi queja; desahogo la amargura de mi alma.


La piel se me ha quemado, y se me cae; el cuerpo me arde por la fiebre.


Nuestro ser encuentra repugnante la comida; el mejor manjar nos parece aborrecible.


Las saetas del Todopoderoso me han herido, y mi espíritu absorbe su veneno. ¡Dios ha enviado sus terrores contra mí!


Mis días son como sombras nocturnas; me voy marchitando como la hierba.


Las cenizas son todo mi alimento; mis lágrimas se mezclan con mi bebida.


porque pronto se marchitan, como la hierba; pronto se secan, como el verdor del pasto.


Me siento sumamente angustiado; por eso, mi Dios, pienso en ti desde la tierra del Jordán, desde las alturas del Hermón, desde el monte Mizar.


Los insultos me han destrozado el corazón; para mí ya no hay remedio. Busqué compasión, y no la hubo; busqué consuelo, y no lo hallé.


Me acuerdo de Dios, y me lamento; medito en él, y desfallezco. Selah


La hierba se seca y la flor se marchita, porque el aliento del Señor sopla sobre ellas. Sin duda, el pueblo es hierba.


Me ha partido el corazón con las flechas de su aljaba.


Siempre tengo esto presente, y por eso me deprimo.


Estuvo ciego tres días, sin comer ni beber nada.


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