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Salmos 1:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

3 Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Es como árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y tiene su follaje siempre verde. Todo lo que él hace le resulta.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Será como árbol plantado junto a corrientes de agua,° Que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita, Y todo lo que hace prosperará.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Es como árbol plantado en los arroyos, que da el fruto a su tiempo y sus hojas no se secan: en todo lo que hace tiene éxito.

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Salmos 1:3
32 Referans Kwoze  

Como el Señor estaba con José y hacía prosperar todo lo que él hacía, el guardia de la cárcel no se preocupaba de nada de lo que dejaba en sus manos.


este se dio cuenta de que el Señor estaba con José y lo hacía prosperar en todo.


El Señor estaba con Ezequías, y por tanto este tuvo éxito en todas sus empresas. Se rebeló contra el rey de Asiria y no se sometió a él.


»Ahora, hijo mío, que el Señor tu Dios te ayude a construir su templo, tal como te ha prometido.


Si cumples las leyes y normas que el Señor le entregó a Israel por medio de Moisés, entonces te irá bien. ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes!


Todo lo que emprendió para el servicio del templo de Dios, lo hizo de todo corazón, de acuerdo con la ley y el mandamiento de buscar a Dios, y tuvo éxito.


Entonces muchos fueron a Jerusalén con ofrendas para el Señor y regalos para Ezequías, rey de Judá. De este modo aumentó el prestigio de Ezequías entre todas las naciones.


pero, al sentir el agua, florecerá; echará ramas como árbol recién plantado.


Tendrás éxito en todo lo que emprendas, y en tus caminos brillará la luz.


Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás de dicha y prosperidad.


Que al pasar nadie les diga: «La bendición del Señor sea con vosotros; os bendecimos en el nombre del Señor».


Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos,


para proclamar: «El Señor es justo; él es mi Roca, y en él no hay injusticia».


Una vez secas, las ramas se quiebran; vienen luego las mujeres y con ellas hacen fuego. Porque este es un pueblo sin entendimiento; por eso su creador no tiene compasión de él, ni de él se apiada quien lo formó.


Decid al justo que le irá bien, pues gozará del fruto de sus acciones.


y brotarán como hierba en un prado, como sauces junto a arroyos.


El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.


Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto».


¡Había estado plantada en tierra fértil junto a aguas abundantes, para echar retoños y dar frutos, y convertirse en una hermosa vid!


»”En medio del viñedo tu madre era una vid plantada junto al agua: ¡fructífera y frondosa, gracias al agua abundante!


Así el cedro creció más alto que todos los árboles. Gracias a las abundantes aguas, se extendió su frondoso ramaje.


Junto a las orillas del río crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas no se marchitarán, y siempre tendrán frutos. Cada mes darán frutos nuevos, porque el agua que los riega sale del templo. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas serán medicinales.


Son como arroyos que se ensanchan, como jardines a la orilla del río, como áloes plantados por el Señor, como cedros junto a las aguas.


pero, cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron.


Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. ―¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo. Y al instante se secó la higuera.


Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, mandó sus siervos a los labradores para recibir de estos lo que le correspondía.


―Hará que esos malvados tengan un fin miserable —respondieron—, y arrendará el viñedo a otros labradores que le den lo que le corresponde cuando llegue el tiempo de la cosecha.


El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman.


»El Señor bendecirá tus graneros y todo el trabajo de tus manos. »El Señor tu Dios te bendecirá en la tierra que te ha dado.


Estos individuos son un peligro oculto: sin ningún respeto convierten en parrandas las fiestas de amor fraternal que celebráis. Buscan solo su propio provecho. Son nubes sin agua, llevadas por el viento. Son árboles que no dan fruto cuando debieran darlo; están doblemente muertos, arrancados de raíz.


y corría por el centro de la calle principal de la ciudad. A cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce cosechas al año, una por mes; y las hojas del árbol son para la salud de las naciones.


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