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Oseas 3:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

4 Ciertamente los israelitas vivirán mucho tiempo sin rey ni gobernante, sin sacrificio ni altares, ni efod ni ídolos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Esto muestra que Israel estará por mucho tiempo sin rey ni príncipe, sin sacrificios ni columnas sagradas ni sacerdotes, ¡ni siquiera ídolos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Porque también por muchos días los hijos de Israel quedarán sin rey, sin jefe, sin sacrificios, sin piedras sagradas, sin consultas a Yavé y sin ídolos para proteger la casa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Porque muchos días estarán los hijos de Israel Sin rey y sin caudillo, sin sacrificio y sin pilar,° Sin efod y sin terafim.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Porque durante mucho tiempo estarán los hijos de Israel sin rey y sin príncipe, sin sacrificio y sin estela, sin efod y sin terafim.

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Oseas 3:4
44 Referans Kwoze  

Mientras Labán estaba ausente esquilando sus ovejas, Raquel aprovechó el momento para robar los ídolos familiares.


Pero Raquel, después de tomar los ídolos y esconderlos bajo la montura del camello, se sentó sobre ellos. Labán los buscó por toda la tienda, pero no los encontró.


El cetro no se apartará de Judá, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que llegue el verdadero rey, quien merece la obediencia de los pueblos.


Vestido tan solo con un efod de lino, se puso a bailar ante el Señor con gran entusiasmo.


Además, Josías expulsó a los adivinos y a los hechiceros, y eliminó toda clase de ídolos y el resto de las cosas detestables que se veían en el país de Judá y en Jerusalén. Lo hizo así para cumplir las instrucciones de la ley, escritas en el libro que el sacerdote Jilquías encontró en el templo del Señor.


y este salió al encuentro de Asá y le dijo: «Asá, y gente de Judá y de Benjamín, ¡escuchadme! El Señor estará con vosotros, siempre y cuando vosotros estéis con él. Si lo buscáis, él dejará que lo halléis; pero, si lo abandonáis, él os abandonará.


»Las vestiduras que le harás son las siguientes: un pectoral, un efod, un manto, una túnica bordada, un turbante y una faja. Estas vestiduras sagradas se harán para tu hermano Aarón y para sus hijos, a fin de que me sirvan como sacerdotes.


»El efod se bordará artísticamente con oro, púrpura, carmesí, escarlata y lino fino.


Las puertas se han desplomado; él rompió por completo sus cerrojos. Su rey y sus príncipes andan entre las naciones; ya no hay ley ni profetas, ni visiones de parte del Señor.


De una de sus ramas brotó un fuego, y ese fuego devoró sus frutos. ¡Nada queda de esas vigorosas ramas, aptas para ser cetros de reyes!” Este es un lamento, y debe entonarse como tal».


Jamás sucederá lo que tenéis en mente: ‘Queremos ser como las otras naciones, como los pueblos del mundo, que adoran al palo y a la piedra’.


El rey de Babilonia se ha colocado en la bifurcación del camino y consulta los augurios: sacude las saetas, consulta los ídolos domésticos y examina el hígado de un animal.


Sobre ti derramaré mi ira, sobre ti soplaré el fuego de mi furor; te entregaré en manos de gente sanguinaria y destructora.


Sus fuerzas armadas se dedicarán a profanar la fortaleza del templo, y suspenderán el sacrificio diario, estableciendo el horrible sacrilegio.


A partir del momento en que se suspenda el sacrificio diario y se imponga el horrible sacrilegio, transcurrirán mil doscientos noventa días.


Durante una semana ese gobernante hará un pacto con muchos, pero a media semana pondrá fin a los sacrificios y ofrendas. Sobre una de las alas del templo cometerá horribles sacrilegios, hasta que le sobrevenga el desastroso fin que le ha sido decretado”».


¿Dónde está tu rey, para que te salve en todas tus ciudades? ¿Dónde están los gobernantes, de los que decías: “Dame rey y autoridades”?


En mi ira te di rey, y en mi enojo te lo quité.


Pondré fin a todo su jolgorio: sus peregrinaciones, sus lunas nuevas, sus días de reposo, y sus fiestas solemnes.


A Aarón le puso la túnica y se la ciñó con la faja; luego lo cubrió con el manto, y encima le puso el efod, ciñéndoselo con la cinta del mismo.


Los ídolos hablan con engaño, los adivinos tienen sueños falsos; hablan de visiones engañosas y consuelan con fantasías. ¡Y el pueblo vaga como rebaño agobiado porque carece de pastor!


»En aquel día arrancaré del país los nombres de los ídolos, y nunca más volverán a ser invocados —afirma el Señor Todopoderoso—. También eliminaré del país a los profetas y la impureza que los inspira.


Caerán a filo de espada y los llevarán cautivos a todas las naciones. Los gentiles pisotearán Jerusalén, hasta que se cumplan los tiempos señalados para ellos.


―¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo! —vociferaron. ―¿Acaso voy a crucificar a vuestro rey? —replicó Pilato. ―No tenemos más rey que el emperador romano —contestaron los jefes de los sacerdotes.


Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados.


Este Micaías tenía un santuario. Hizo un efod y algunos ídolos domésticos, y consagró a uno de sus hijos como sacerdote.


Entonces los cinco hombres que habían explorado la tierra de Lais les dijeron a sus hermanos: ―¿Sabéis que una de esas casas tiene un efod, algunos dioses domésticos, una imagen tallada y un ídolo de fundición? Ahora bien, vosotros sabréis qué hacer.


Con el oro, Gedeón hizo un efod, que puso en Ofra, su ciudad. Todo Israel se prostituyó al adorar allí el efod, el cual se convirtió en una trampa para Gedeón y su familia.


El efod lo llevaba Ahías hijo de Ajitob, que era hermano de Icabod, el hijo de Finés y nieto de Elí, sacerdote del Señor en Siló. Nadie sabía que Jonatán había salido,


La rebeldía es tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como el pecado de la idolatría. Y, como tú has rechazado la palabra del Señor, él te ha rechazado como rey».


El niño Samuel, por su parte, vestido con un efod de lino, seguía sirviendo en la presencia del Señor.


El sacerdote respondió: ―Aquí tengo la espada del filisteo Goliat, a quien mataste en el valle de Elá. Está detrás del efod, envuelta en un paño. Puedes llevártela, si quieres. Otras armas no tengo. ―Dámela —dijo David—. ¡Es la mejor que podrías ofrecerme!


Así que el rey le ordenó a Doeg: ―¡Pues mátalos tú! Entonces Doeg el edomita se lanzó contra ellos y los mató. Aquel día mató a ochenta y cinco hombres que tenían puesto el efod de lino.


Ahora bien, cuando Abiatar hijo de Ajimélec huyó a Queilá para refugiarse con David, se llevó consigo el efod.


David se enteró de que Saúl tramaba su destrucción. Por tanto, le ordenó a Abiatar que le llevara el efod.


Entonces le dijo al sacerdote Abiatar hijo de Ajimélec: ―Tráeme el efod. Tan pronto como Abiatar se lo trajo,


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