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Números 35:33 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

33 »No profanes la tierra que habitas. El derramamiento de sangre contamina la tierra, y solo con la sangre de aquel que la derramó es posible hacer expiación en favor de la tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

33 Y no contaminaréis la tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Esto garantizará que la tierra donde ustedes vivan no se contamine, pues el asesinato contamina la tierra. Y ningún sacrificio, salvo la ejecución del asesino, puede purificar la tierra del asesinato.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Cuídense de no profanar la tierra en que están; sepan que la sangre es lo que profana la tierra, y la tierra no queda expiada de la sangre derramada más que con la sangre del que la derramó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 No profanaréis la tierra en la cual estáis, porque la sangre profana la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, excepto por la sangre del que la derramó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 No profanéis la tierra en que vivís; porque la sangre profana la tierra, y la tierra no puede purificarse de la sangre que se derramó en ella sino por la sangre de quien la derramó.

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Números 35:33
26 Referans Kwoze  

―¡Qué has hecho! —exclamó el Señor—. Desde la tierra, la sangre de tu hermano reclama justicia.


»Si alguien derrama la sangre de un ser humano, otro ser humano derramará la suya, porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios mismo.


David se los entregó a los gabaonitas, y ellos los colgaron en un monte, en presencia del Señor. Los siete murieron juntos, ajusticiados en los primeros días de la siega, cuando se comenzaba a recoger la cebada.


¡Los responsables de su muerte son Joab y toda su familia! ¡Que nunca falte en la familia de Joab alguien que sufra de hemorragia o de lepra, o que sea cojo, o que muera violentamente, o que pase hambre!»


―¡Pues dale gusto! —ordenó el rey—. ¡Mátalo y entiérralo! De ese modo me absolverás a mí y a mi familia de la sangre inocente que derramó Joab.


A pesar de eso, el Señor no apagó el gran fuego de su ira, que ardía contra Judá por todas las afrentas con que Manasés lo había provocado.


incluso por haber derramado sangre inocente, con la cual inundó Jerusalén. Por lo tanto, el Señor no quiso perdonar.


Así que la apresaron y la llevaron al palacio por la puerta de la caballería, y allí la mataron.


Se sometieron al yugo de Baal Peor y comieron de las ofrendas a ídolos sin vida.


Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas. Al ofrecerlos en sacrificio a los ídolos de Canaán, su sangre derramada profanó la tierra.


La tierra yace profanada, pisoteada por sus habitantes, porque han desobedecido las leyes, han violado los estatutos, han quebrantado el pacto eterno.


¡Estad alerta!, que el Señor va a salir de su morada para castigar la maldad de los habitantes del país. La tierra pondrá al descubierto la sangre derramada; ¡ya no ocultará a los masacrados en ella!


Primero les pagaré el doble por su iniquidad y su pecado, porque con los cadáveres de sus ídolos detestables han profanado mi tierra, y han llenado mi herencia con sus abominaciones».


Pero sabed que, si me matáis, estaréis derramando sangre inocente sobre vosotros mismos y sobre los habitantes de esta ciudad. Lo cierto es que el Señor me ha enviado a que os anuncie claramente todas estas cosas».


y aun la tierra misma se contaminó. Por eso la castigué por su perversidad, y ella vomitó a sus habitantes.


Ahora muchas naciones se han reunido contra ti. Y dicen: «¡Que sea profanada Sión! ¡Disfrutemos del espectáculo!»


»Tampoco aceptarás rescate para permitir que el refugiado regrese a vivir a su tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.


De este modo no se derramará sangre inocente en la tierra que el Señor tu Dios te da por herencia, y tú no serás culpable de homicidio.


No le tendrás lástima, porque así evitarás que Israel sea culpable de que se derrame sangre inocente, y a ti te irá bien.


no dejarás el cuerpo colgado durante la noche, sino que lo sepultarás ese mismo día. Porque cualquiera que es colgado de un árbol está bajo la maldición de Dios. No contaminarás la tierra que el Señor tu Dios te da como herencia.


Esto sucedió a fin de que la violencia contra los setenta hijos de Yerubaal, y el derramamiento de su sangre, recayera sobre su hermano Abimélec, que los había matado, y sobre los señores de Siquén, que habían sido sus cómplices en ese crimen.


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