Números 14:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017
18 que eres lento para la ira y grande en amor y que, aunque perdonas la maldad y la rebeldía, jamás dejas impune al culpable, sino que castigas la maldad de los padres en sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos.
18 Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.
18 “El Señor es lento para enojarse y está lleno de amor inagotable y perdona toda clase de pecado y rebelión; pero no absuelve al culpable. Él extiende los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia se ve afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación”.
18 Yavé es paciente y rico en misericordia. Soportas la falta y el pecado, pero no dejas pasar la falta, porque el pecado de los padres lo castigas en los hijos, en los nietos y en los bisnietos.
18 YHVH, lento para la ira y grande en misericordia, que carga con la iniquidad y la transgresión, pero de ningún modo tiene por inocente al culpable° y visita la iniquidad de los padres sobre los hijos, sobre terceros y cuartos.°
18 'Yahveh es tardo a la ira y rico en misericordia; soporta la falta y la transgresión, aunque no la deja impune, sino que castiga la falta de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación'.
Se negaron a escucharte; no se acordaron de las maravillas que hiciste por ellos. Fue tanta su terquedad y rebeldía que hasta se nombraron un jefe para que los hiciera volver a la esclavitud de Egipto. Pero tú no los abandonaste porque eres Dios perdonador, clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor.
Sin embargo, él tuvo compasión de ellos; les perdonó su maldad y no los destruyó. Una y otra vez contuvo su enojo, y no se dejó llevar del todo por la ira.
No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación.
Por eso, así dice el Señor, el Dios de Israel, a los pastores que apacientan a mi pueblo: «Vosotros habéis dispersado a mis ovejas; las habéis expulsado y no os habéis encargado de ellas. Pues bien, yo me encargaré de castigaros por vuestras malas acciones —afirma el Señor—.
Muestras tu fiel amor a multitud de generaciones, pero también castigas a los hijos por la iniquidad de sus antepasados. ¡Oh Dios grande y fuerte, tu nombre es el Señor Todopoderoso!
Así que oró al Señor de esta manera: ―¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes.
¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su pueblo? No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar.
»Dios no se ha fijado en la maldad de Jacob ni ha reparado en la violencia de Israel. El Señor su Dios está con ellos; y entre ellos se le aclama como rey.
a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.
No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación.
»Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos,