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Nehemías 8:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

6 Entonces Esdras bendijo al Señor, el gran Dios. Y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «¡Amén y amén!» Luego adoraron al Señor, inclinándose hasta tocar el suelo con la frente.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Entonces Esdras alabó al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo, con las manos levantadas, exclamó: «¡Amén! ¡Amén!». Luego se inclinaron y, con el rostro en tierra, adoraron al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Entonces Esdras bendijo a Yavé, el Gran Dios, y todo el pueblo respondió con las manos en alto: '¡Amén! ¡Amén!' Luego se inclinaron y se postraron delante de Yavé con el rostro en tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y Esdras bendijo a YHVH, Ha-’Elohim Ha-Gadol.° Y todo el pueblo, alzando sus manos, respondió: ¡Amén! ¡Amén! Y reverenciando, se postraron ante YHVH rostro en tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Esdras bendijo a Yahveh, el Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: '¡Amén! ¡Amén!'. Y rostro en tierra, adoraron a Yahveh.

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Nehemías 8:6
30 Referans Kwoze  

Pero Abram le contestó: ―He jurado por el Señor, el Dios altísimo, creador del cielo y de la tierra,


Entonces el criado de Abraham se arrodilló y adoró al Señor


¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y para siempre!» Y todo el pueblo respondió: «Amén», y alabó al Señor.


Entonces David bendijo así al Señor en presencia de toda la asamblea: «¡Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre y para siempre!


Luego David animó a toda la asamblea: «¡Alabad al Señor vuestro Dios!» Entonces toda la asamblea alabó al Señor, Dios de sus antepasados, y se inclinó ante el Señor y ante el rey.


Josafat y todos los habitantes de Judá y de Jerusalén se postraron rostro en tierra y adoraron al Señor,


»Yo me propongo ahora hacer un pacto con el Señor, Dios de Israel, para que retire de nosotros su ardiente ira.


El rey Ezequías y los jefes les ordenaron a los levitas que cantaran al Señor las alabanzas que David y Asaf el vidente habían compuesto. Los levitas lo hicieron con alegría, y se postraron en adoración.


y dijo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido ahora lo que con su boca le había prometido a mi padre David cuando le dijo:


Luego me sacudí el manto y afirmé: ―¡Así sacuda Dios y arroje de su casa y de sus propiedades a todo el que no cumpla esta promesa! ¡Así lo sacuda Dios y lo deje sin nada! Toda la asamblea respondió: ―¡Amén! Y alabaron al Señor, y el pueblo cumplió lo prometido.


Los levitas Jesúa, Baní, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maseías, Quelitá, Azarías, Jozabed, Janán y Pelaías le explicaban la ley al pueblo, que no se movía de su sitio.


Elevad vuestras manos hacia el santuario y bendecid al Señor.


Que suba a tu presencia mi plegaria como una ofrenda de incienso; que hacia ti se eleven mis manos como un sacrificio vespertino.


Oye mi voz suplicante, cuando a ti acudo en busca de ayuda, cuando tiendo los brazos hacia tu lugar santísimo.


Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y amén.


Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré.


Porque el Señor es el gran Dios, el gran Rey sobre todos los dioses.


les responderéis: “Este sacrificio es la Pascua del Señor, que en Egipto pasó de largo por las casas israelitas. Hirió de muerte a los egipcios, pero a nuestras familias les salvó la vida”». Al oír esto, los israelitas se inclinaron y adoraron al Señor,


con lo que el pueblo creyó. Y, al oír que el Señor había estado pendiente de ellos y había visto su aflicción, los israelitas se inclinaron y adoraron al Señor.


―¡Amén! Que así lo haga el Señor. Que cumpla el Señor las palabras que has profetizado. Que devuelva a este lugar los utensilios de la casa del Señor y a todos los que fueron deportados a Babilonia.


Elevemos al Dios de los cielos nuestro corazón y nuestras manos.


De la presencia del Señor salió un fuego, que consumió el holocausto y la grasa que estaban sobre el altar. Al ver esto, todo el pueblo prorrumpió en gritos de júbilo y cayó rostro en tierra.


Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».


Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”.


De otra manera, si alabas a Dios con el espíritu, ¿cómo puede quien no es instruido decir «Amén» a tu acción de gracias, puesto que no entiende lo que dices?


Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.


Quiero, pues, que en todas partes los hombres oren, levantando las manos al cielo con pureza de corazón, sin enojos ni contiendas.


¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva


Todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes. Se postraron rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios


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