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Nehemías 6:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

10 Fui entonces a la casa de Semaías, hijo de Delaías y nieto de Mehitabel, que se había encerrado en su casa. Él me dijo: «Reunámonos a puerta cerrada en la casa de Dios, en el interior del templo, porque vendrán a matarte. ¡Sí, esta noche te quitarán la vida!»

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Biblia Reina Valera 1960

10 Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Más adelante fui a visitar a Semaías, hijo de Delaía y nieto de Mehetabel, que estaba recluido en su casa. Me dijo: —Reunámonos dentro del templo de Dios y cerremos las puertas con cerrojos. Tus enemigos vienen a matarte esta noche.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Por ese entonces fui a la casa de Semaías, hijo de Delaías, hijo de Meytabeel, porque no podía venir. Me dijo: 'Reunámonos en el Templo de Dios, dentro del Santuario, y cerremos las puertas del Santuario, pues aquí están los que te van a matar y te van a matar de noche'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 En cuanto a mí, fui a casa de Semaías ben Delaía, hijo de Mehe-tabel, porque él estaba confinado,° y él dijo: Reunámonos en la Casa de Dios, dentro del Santuario, y cerremos las puertas del Santuario, porque vienen a matarte. Sí, esta noche vienen a matarte.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Había ido yo a casa de Semaías, hijo de Delaías, hijo de Mehetabel, que estaba recluido en su casa, y me dijo: 'Tengamos una reunión en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos sus puertas, porque van a venir a matarte. Esta misma noche vendrán a matarte'.

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Nehemías 6:10
21 Referans Kwoze  

Cuando murió Baal Janán hijo de Acbor, reinó en su lugar Hadad. El nombre de su ciudad era Pau. Su esposa se llamaba Mehitabel, y era hija de Matred y nieta de Mezab.


Alrededor del edificio, y contra las paredes de la nave central y del santuario interior, construyó un anexo con celdas laterales.


Seis años estuvo Joás escondido con su nodriza en el templo del Señor, mientras Atalía reinaba en el país.


Toda la familia de Acab perecerá, pues de sus descendientes en Israel exterminaré hasta el último varón, esclavo o libre.


Acaz también juntó y despedazó los utensilios del templo del Señor, cerró sus puertas e hizo construir altares en cada esquina de Jerusalén.


En el mes primero del primer año de su reinado, Ezequías mandó que se abrieran las puertas del templo del Señor, y las reparó.


Así mismo, cerraron las puertas del atrio, apagaron las lámparas, y dejaron de quemar incienso y de ofrecer holocaustos en el santuario al Dios de Israel.


De Jarín: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías, Simeón,


Entonces mandé llamar a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulán, que eran jefes del pueblo, y también a Joyarib y Elnatán, que eran maestros,


Y es que me di cuenta de que Dios no lo había enviado, sino que se las daba de profeta porque Sambalat y Tobías lo habían sobornado.


No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez.


Los malvados conspiran contra los justos y crujen los dientes contra ellos;


Con la boca el impío destruye a su prójimo, pero los justos se libran por el conocimiento.


Luego Jeremías le dio esta orden a Baruc: «Estoy detenido y no puedo ir a la casa del Señor.


Entonces el Espíritu de Dios entró en mí, hizo que me pusiera de pie y me dijo: «Ve y enciérrate en tu casa.


¡Cómo quisiera que alguno de vosotros clausurara el templo, para que no encendierais en vano el fuego de mi altar! No estoy nada contento con vosotros —dice el Señor Todopoderoso—, y no voy a aceptar ni una sola ofrenda de vuestras manos.


»Cuidaos de los falsos profetas. Vienen a vosotros disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces.


Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto.


Toda la ciudad se alborotó. La gente se precipitó en masa, agarró a Pablo y lo sacó del templo a rastras, e inmediatamente se cerraron las puertas.


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