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Miqueas 7:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

17 Lamerán el polvo como serpientes, como los reptiles de la tierra. Saldrán temblando de sus escondrijos y, temerosos ante tu presencia, se volverán a ti, Señor y Dios nuestro.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Lamerán el polvo como la culebra; como las serpientes de la tierra, temblarán en sus encierros; se volverán amedrentados ante Jehová nuestro Dios, y temerán a causa de ti.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Como serpientes que salen de sus guaridas, saldrán para encontrarse con el Señor nuestro Dios. Sentirán mucho temor de él y temblarán de terror ante su presencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Morderán el polvo como la serpiente, como los reptiles que se arrastran por el suelo. Saldrán temblando de sus refugios, y en tu presencia se sentirán despavoridos y asustados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Lamerán el polvo como la serpiente, Como las culebras y las sabandijas, Saldrán temblando de sus baluartes, Y vendrán con temor y reverencia ante ti, oh YHVH Dios nuestro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 lamerán el polvo como la serpiente, como los reptiles de la tierra. Saldrán espantados de sus escondrijos hacia Yahveh, nuestro Dios, se volverán temblando y tendrán miedo de ti.

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Miqueas 7:17
27 Referans Kwoze  

¡Esos extraños se descorazonan, y temblando salen de sus refugios!


Todos los reinos de las naciones vecinas de Judá sintieron un miedo profundo hacia el Señor y no se atrevieron a declararle la guerra a Josafat.


¡Esos extraños se descorazonan, y temblando salen de sus refugios!


Que ante él se inclinen todos los reyes; ¡que le sirvan todas las naciones!


Que se postren ante él las tribus del desierto; ¡que muerdan el polvo sus enemigos!


Infúndeles terror, Señor; ¡que los pueblos sepan que son simples mortales! Selah


Por eso te glorifica un pueblo poderoso; te teme la ciudad de las naciones crueles.


Los reyes te adoptarán como hijo, y sus reinas serán tus nodrizas. Se postrarán ante ti rostro en tierra, y lamerán el polvo que tú pises. Sabrás entonces que yo soy el Señor, y que no quedarán avergonzados los que en mí confían».


Desde el occidente temerán el nombre del Señor, y desde el oriente respetarán su gloria. Porque vendrá como un torrente caudaloso, impulsado por el soplo del Señor.


Ante ti vendrán a inclinarse los hijos de tus opresores; todos los que te desprecian se postrarán a tus pies, y te llamarán “Ciudad del Señor”, “Sión del Santo de Israel”.


como cuando el fuego enciende la leña y hace que hierva el agua! Así darías a conocer tu nombre entre tus enemigos, y ante ti temblarían las naciones.


El lobo y el cordero pacerán juntos; el león comerá paja como el buey, y la serpiente se alimentará de polvo. En todo mi monte santo no habrá quien haga daño ni destruya», dice el Señor.


Todas ellas vendrán y anidarán en las quebradas profundas, en las hendiduras de las rocas, en todos los matorrales espinosos y sobre todos los abrevaderos.


»Voy a enviar a muchos pescadores —afirma el Señor—, y ellos los pescarán. Después, enviaré a muchos cazadores, y ellos los cazarán por todas las montañas y colinas, y por las grietas de las rocas.


Jerusalén será para mí motivo de gozo, y de alabanza y de gloria a la vista de todas las naciones de la tierra. Se enterarán de todo el bien que yo le hago, y temerán y temblarán por todo el bienestar y toda la paz que yo le ofrezco”.


¡Que hunda el rostro en el polvo! ¡Tal vez haya esperanza todavía!


Vosotros huiréis por el valle de mi monte, porque se extenderá hasta Asal. Huiréis como huisteis del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá. Entonces vendrá el Señor mi Dios, acompañado de todos sus fieles.


Enviaré a que los consuman el hambre, la pestilencia nauseabunda y la plaga mortal. Lanzaré contra ellos los colmillos de las fieras y el veneno de las víboras que se arrastran por el polvo.


Los gabaonitas contestaron: ―Nosotros, tus siervos, fuimos bien informados de que el Señor tu Dios ordenó a su siervo Moisés que os diera toda esta tierra y que destruyera a todos sus habitantes. Temimos tanto por nuestra vida que decidimos hacer lo que ya sabéis.


Voy a hacer que los de la sinagoga de Satanás, que dicen ser judíos, pero que en realidad mienten, vayan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.


Así pues, los dos se dejaron ver por la guarnición filistea. ―¡Mirad —exclamaron los filisteos—, los hebreos empiezan a salir de las cuevas donde estaban escondidos!


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