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Mateo 25:24 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

24 »Después llegó el que había recibido solo mil monedas. “Señor —explicó—, yo sabía que tú eres un hombre duro, que cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 »Por último se presentó el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no cultivó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Por último vino el que había recibido un solo talento y dijo: 'Señor, yo sabía que eres un hombre exigente, que cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has invertido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y acercándose también el que había° recibido un talento, dijo: Señor, yo te conocía que eres hombre exigente, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Se acercó también el que había recibido un solo talento y dijo: 'Señor, yo sé que eres hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste.

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Mateo 25:24
18 Referans Kwoze  

y hasta me reclaman: “¿Para qué ayunamos, si no lo tienes en cuenta? ¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas?” »Pero el día en que ayunáis, hacéis negocios y explotáis a vuestros obreros.


»Pero vosotros, los de esta generación, prestad atención a la palabra del Señor: ¿Acaso he sido para Israel un desierto o una tierra tenebrosa? ¿Por qué dice mi pueblo: “Somos libres, nunca más volveremos a ti”?


Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de monedas de oro.


“Estos que fueron los últimos en ser contratados trabajaron una sola hora —dijeron—, y los has tratado como a nosotros que hemos soportado el peso del trabajo y el calor del día”.


Así que tuve miedo, y fui y escondí tu dinero en la tierra. Mira, aquí tienes lo que es tuyo”.


Pero su señor le contestó: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido?


»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.


Pero él le contestó: “¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos!


Llamó a diez de sus siervos y entregó a cada cual una buena cantidad de dinero. Les instruyó: “Haced negocio con este dinero hasta que yo vuelva”.


»¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que os digo?


La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo.


Respondo: ¿Quién eres tú para pedirle cuentas a Dios? «¿Acaso le dirá la olla de barro al que la modeló: “¿Por qué me hiciste así?”?»


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