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Marcos 8:35 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

35 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio la salvará.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás; pero si entregas tu vida por mi causa y por causa de la Buena Noticia, la salvarás.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, y el que sacrifique su vida (por mí y) por el Evangelio, la salvará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero cualquiera que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 Pues quien quiera poner a salvo su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el evangelio, la pondrá a salvo.

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Marcos 8:35
27 Referans Kwoze  

un tiempo para intentar y un tiempo para desistir; un tiempo para guardar y un tiempo para desechar;


Por causa de mi nombre, todo el mundo os odiará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.


El que se aferre a su propia vida la perderá, y el que renuncie a su propia vida por mi causa la encontrará.


Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará.


Y todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.


¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida?


El que procure conservar su vida la perderá; y el que la pierda la conservará.


Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.


Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.


―¿Por qué lloráis? ¡Me partís el alma! —respondió Pablo—. Por el nombre del Señor Jesús estoy dispuesto no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén.


Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.


Todo esto lo hago por causa del evangelio, para participar de sus frutos.


Por eso me regocijo en las debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.


Así que no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por su causa estoy prisionero. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por el evangelio.


Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad.


Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio; no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte.


No tengas miedo de lo que vas a sufrir. Te advierto que a algunos de vosotros el diablo os meterá en la cárcel para poneros a prueba, y sufriréis persecución durante diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.


―Eso tú lo sabes, mi señor —respondí. Él me dijo: ―Aquellos son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero.


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