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Marcos 6:56 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

56 Y dondequiera que iba, en pueblos, ciudades o caseríos, colocaban a los enfermos en las plazas. Le suplicaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos.

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Biblia Reina Valera 1960

56 Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

56 Por donde iba —fueran aldeas, ciudades o granjas— le llevaban enfermos a las plazas. Le suplicaban que permitiera a los enfermos tocar al menos el fleco de su túnica, y todos los que tocaban a Jesús eran sanados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

56 y en todos los lugares adonde iba, pueblos, ciudades o aldeas, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que les dejara tocar al menos el fleco de su manto. Y todos los que lo tocaban quedaban sanos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

56 Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o alquerías, colocaban a los enfermos en las plazas, y le rogaban que al menos pudieran tocar° el borde de su manto; y cuantos lo tocaban eran sanados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

56 Y adondequiera que llegaba, aldeas o ciudades o caseríos, colocaban a los enfermos en las plazas, y le rogaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto; y cuantos lograban tocarlo, todos sanaban.

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Marcos 6:56
15 Referans Kwoze  

En cierta ocasión, unos israelitas iban a enterrar a un muerto, pero de pronto vieron una de esas bandas y echaron el cadáver en la tumba de Eliseo. Cuando el cadáver tocó los huesos de Eliseo, ¡el hombre recobró la vida y se puso de pie!


El Señor le ordenó a Moisés


suplicándole que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos.


En esto, una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto.


pues, como había sanado a muchos, todos los que sufrían dolencias se abalanzaban sobre él para tocarlo.


Lo siguieron por toda aquella región y, adonde oían que él estaba, le llevaban en camillas a los que tenían enfermedades.


―¡Dejadlos! —ordenó Jesús. Entonces tocó la oreja al hombre, y lo sanó.


así que toda la gente procuraba tocarlo, porque de él salía poder que sanaba a todos.


Ella se le acercó por detrás y tocó el borde del manto, y al instante cesó su hemorragia.


De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos».


Hoy se nos procesa por haber favorecido a un inválido, ¡y se nos pregunta cómo fue sanado!


Era tal la multitud de hombres y mujeres que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos.


»Pon cuatro borlas en las puntas del manto con que te cubres.


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