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Marcos 10:52 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

52 ―Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

52 Y Jesús le dijo: —Puedes irte, pues tu fe te ha sanado. Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

52 Entonces Jesús le dijo: 'Puedes irte, tu fe te ha salvado. Y al instante pudo ver y siguió a Jesús por el camino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

52 Y Jesús le dijo: Anda, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista, y lo seguía° en el camino.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

52 Jesús le dijo: 'Vete; tu fe te ha salvado'. Y al momento recobró la vista y lo iba siguiendo por el camino.

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Marcos 10:52
22 Referans Kwoze  

El Señor da vista a los ciegos, el Señor sostiene a los cansados, el Señor ama a los justos.


porque él habló, y todo fue creado; dio una orden, y todo quedó firme.


Se abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos;


Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas.


Un día le llevaron un endemoniado que estaba ciego y mudo, y Jesús lo sanó, de modo que pudo ver y hablar.


―¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.


Se le acercaron en el templo ciegos y cojos, y los sanó.


Jesús extendió la mano y tocó al hombre. ―Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio! Y al instante quedó sano de la lepra.


Jesús se dio la vuelta, la vio y le dijo: ―¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana en aquel momento.


Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le fue la fiebre y se puso a servirles.


―¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu aflicción.


Entonces le puso de nuevo las manos sobre los ojos, y el ciego fue curado: recobró la vista y comenzó a ver todo con claridad.


―Tu fe te ha salvado —le dijo Jesús a la mujer—; vete en paz.


―El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El más insignificante entre todos vosotros, ese es el más importante.


Jamás se ha sabido que alguien le haya abierto los ojos a uno que naciera ciego.


Entonces Jesús dijo: ―Yo he venido a este mundo para juzgarlo, para que los ciegos vean, y los que ven se queden ciegos.


para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados”.


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