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Marcos 10:24 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

24 Los discípulos se asombraron de sus palabras. ―Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! —repitió Jesús—.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Los discípulos quedaron asombrados de sus palabras. Pero Jesús volvió a decir: «Queridos hijos, es muy difícil entrar en el reino de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Los discípulos se sorprendieron al oír estas palabras, pero Jesús insistió: 'Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y los discípulos estaban asombrados por sus palabras. Pero retomando la palabra, Jesús les dice: Hijos, ¡Cuán difícil es entrar en el reino de Dios!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Los discípulos quedaron asombrados ante tales palabras. Pero Jesús, replicando de nuevo, les dice: 'Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!

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Marcos 10:24
28 Referans Kwoze  

¡Con tu mano, Señor, sálvame de estos mortales que no tienen más herencia que esta vida! Con tus tesoros les has llenado el vientre, sus hijos han tenido abundancia, y hasta ha sobrado para sus descendientes.


«¡Aquí tenéis al hombre que no buscó refugio en Dios, sino que confió en su gran riqueza y se afirmó en su maldad!»


No confiéis en la extorsión ni os hagáis ilusiones con sus rapiñas; y, aunque se multipliquen vuestras riquezas, no pongáis el corazón en ellas.


El que confía en sus riquezas se marchita, pero el justo se renueva como el follaje.


Ciudad amurallada es la riqueza para el rico, y este cree que sus muros son inexpugnables.


¿Acaso has podido verlas? ¡No existen! Es como si les salieran alas, pues se van volando como las águilas.


Así dice el Señor: «Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza.


»¡Ay del que llena su casa de ganancias injustas en un intento por salvar su nido y escapar de las garras del infortunio!


No los podrán librar ni su plata ni su oro en el día de la ira del Señor. En el fuego de su celo será toda la tierra consumida; en un instante reducirá a la nada a todos los habitantes de la tierra».


Al oír esto, los discípulos quedaron desconcertados y decían: ―En ese caso, ¿quién podrá salvarse?


Todos se quedaron tan asustados que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva, pues lo hace con autoridad! Ordena incluso a los espíritus malignos, y le obedecen».


Jesús miró alrededor y comentó a sus discípulos: ―¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!


Oían todo esto los fariseos, a quienes les encantaba el dinero, y se burlaban de Jesús.


»Mis queridos hijos, poco tiempo me queda para estar con vosotros. Me buscaréis, y lo que antes dije a los judíos, ahora os lo digo a vosotros: Adonde yo voy, vosotros no podéis ir.


―Muchachos, ¿no tenéis algo de comer? —les preguntó Jesús. ―No —respondieron ellos.


Al escucharlo, muchos de sus discípulos exclamaron: «Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién puede aceptarla?»


Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros,


A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos.


Mis queridos hijos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo.


Vosotros, queridos hijos, sois de Dios y habéis vencido a esos falsos profetas, porque el que está en vosotros es más poderoso que el que está en el mundo.


Queridos hijos, apartaos de los ídolos.


Dices: “Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada”; pero no te das cuenta de cuán infeliz y miserable, pobre, ciego y desnudo eres tú.


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