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Lamentaciones 5:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

5 Los que nos persiguen nos pisan los talones; estamos fatigados y no hallamos descanso.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Padecemos persecución sobre nosotros; Nos fatigamos, y no hay para nosotros reposo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Los que nos persiguen nos pisan los talones; estamos agotados pero no encontramos descanso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Con el yugo al cuello andamos acosados; estamos agotados, no nos dan respiro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Somos empujados con un yugo sobre nuestra cerviz, Estamos cansados, pero para nosotros no hay descanso.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Con un yugo a nuestro cuello, somos perseguidos, estamos agotados, no nos dan descanso.

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Lamentaciones 5:5
14 Referans Kwoze  

Así me dijo el Señor: «Hazte un yugo y unas correas, y póntelos sobre el cuello.


Y, si alguna nación o reino rehúsa someterse a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y no dobla el cuello bajo el yugo del rey de Babilonia, yo castigaré a esa nación con espada, hambre y pestilencia, hasta que Nabucodonosor la destruya por completo —afirma el Señor—.


Porque así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: ‘Voy a poner un yugo de hierro sobre el cuello de todas estas naciones, para someterlas a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y ellas se sujetarán a él. También a las bestias del campo las someteré a su poder’ ”».


Así dice el Señor Todopoderoso: «Los anchos muros de Babilonia serán derribados por completo; sus imponentes puertas serán incendiadas. Los pueblos se agotan en vano, y las naciones se fatigan por lo que se desvanece como el humo».


»Pesan mis pecados como un yugo sobre mí; Dios mismo me los ató con sus manos. Me los ha colgado al cuello, y ha debilitado mis fuerzas. Me ha entregado en manos de gente a la que no puedo ofrecer resistencia.


Humillada, cargada de cadenas, Judá marchó al exilio. Una más entre las naciones, no encuentra reposo. Todos sus perseguidores la acosan, la ponen en aprietos.


Nuestros perseguidores resultaron más veloces que las águilas del cielo; nos persiguieron por las montañas, nos acecharon en el desierto.


Por tanto, así dice el Señor: «Ahora soy yo el que piensa traer sobre ellos una desgracia, de la que no podrán escapar. Ya no andarán erguidos, porque ha llegado la hora de su desgracia.


Cargad con mi yugo y aprended de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestra alma.


Entonces, ¿por qué tratáis ahora de provocar a Dios poniendo sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido soportar?


Por eso sufrirás hambre y sed, desnudez y pobreza extrema, y serás esclavo de los enemigos que el Señor enviará contra ti. Ellos te pondrán un yugo de hierro sobre el cuello, y te destruirán por completo.


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