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Lamentaciones 2:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

2 Sin compasión el Señor ha destruido todas las moradas de Jacob; en su furor ha derribado los baluartes de la bella Judá y ha puesto su honra por los suelos al derrocar a su rey y a sus príncipes.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Destruyó el Señor, y no perdonó; Destruyó en su furor todas las tiendas de Jacob; Echó por tierra las fortalezas de la hija de Judá, Humilló al reino y a sus príncipes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 El Señor ha destruido sin misericordia todas las casas en Israel. En su enojo derribó las murallas protectoras de la bella Jerusalén. Las derrumbó hasta el suelo y deshonró al reino y a sus gobernantes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 El Señor ha destruido sin piedad todas las moradas de Jacob; ha destruido, en su furor, las fortalezas de la Hija de Judá; ha echado por tierra, ha profanado al reino y a sus príncipes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 b Adonay destruyó sin compasión todas las moradas de Jacob. Derribó en su indignación las fortalezas de la hija de Judá, Al rey y a sus príncipes echó por tierra deshonrados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Bet. Destruyó el Señor sin piedad todas las moradas de Jacob; derribó, en su furor, las fortalezas de la hija de Judá; echó por tierra, profanó al reino con sus jefes.

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Lamentaciones 2:2
32 Referans Kwoze  

―¿Te has puesto a pensar en mi siervo Job? —volvió a preguntarle el Señor—. No hay en la tierra nadie como él; es un hombre recto e intachable, que me honra y vive apartado del mal. Y, aunque tú me incitaste contra él para arruinarlo sin motivo, ¡todavía mantiene firme su integridad!


Cuando tú, Señor, te manifiestes, los convertirás en un horno encendido. En su ira los devorará el Señor; ¡un fuego los consumirá!


Prendieron fuego a tu santuario; profanaron el lugar donde habitas.


El Señor, el Señor Todopoderoso, ha decretado un día de pánico, un día de humillación y desconcierto en el valle de la Visión, un día para derribar muros y para clamar a las montañas.


Lo planeó el Señor Todopoderoso para abatir la altivez de toda gloria y humillar a toda la gente importante de la tierra.


Derribará, hará caer y abatirá tus muros altos y fortificados, hasta dejarlos hechos polvo sobre la tierra.


Él hace caer a los que habitan en lo alto y abate a la ciudad enaltecida: la abate hasta dejarla por el suelo, la derriba hasta hacerla morder el polvo.


Una vez secas, las ramas se quiebran; vienen luego las mujeres y con ellas hacen fuego. Porque este es un pueblo sin entendimiento; por eso su creador no tiene compasión de él, ni de él se apiada quien lo formó.


Por eso humillé a las autoridades del templo; entregué a Jacob a la destrucción total, entregué a Israel al menosprecio.


Yo estaba enojado con mi pueblo; por eso profané mi heredad. Los entregué en tu mano, y no tuviste compasión de ellos. Pusiste sobre los ancianos un yugo muy pesado.


Haré que se despedacen unos a otros, padres e hijos por igual. No tendré piedad ni lástima de ellos, sino que los destruiré sin compasión”. Lo afirma el Señor».


«Así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: “Como esta ciudad y todos sus pueblos vecinos se han obstinado en desobedecer mis palabras, voy a mandarles toda la calamidad que les había prometido”».


Después de eso entregaré a Sedequías, rey de Judá, y a sus oficiales y a la gente que haya quedado con vida después de la peste, la espada y el hambre —afirma el Señor—. Los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de los enemigos que buscan matarlos. Sin ninguna piedad, clemencia ni compasión, Nabucodonosor los herirá a filo de espada”.


»Subid por los surcos de esta viña y arrasadla, pero no acabéis con ella. Arrancadle sus sarmientos, porque no son del Señor.


El Señor ha llevado a cabo sus planes; ha cumplido su palabra, que decretó hace mucho tiempo. Sin piedad, te echó por tierra; dejó que el enemigo se burlara de ti, y enalteció el poder de tus oponentes.


»Jóvenes y ancianos por igual yacen en el polvo de las calles; mis jóvenes y mis doncellas cayeron a filo de espada. En tu enojo les quitaste la vida; ¡los masacraste sin piedad!


El Señor se porta como enemigo: ha destruido a Israel. Ha destruido todos sus palacios y derribado sus baluartes. Ha multiplicado el luto y los lamentos por la bella Judá.


Ardiendo en ira nos persigues; nos masacras sin piedad.


»Por esta razón yo, el Señor omnipotente, juro por mí mismo: Como vosotros habéis profanado mi santuario con vuestros ídolos repugnantes y con prácticas detestables, yo os destruiré sin misericordia y sin piedad.


No voy a tratarte con piedad ni a tener compasión de ti, sino que te haré pagar cara tu conducta y tus prácticas repugnantes. Así sabrás que yo soy el Señor.


No voy a tratarte con piedad ni a tener compasión de ti, sino que te haré pagar cara tu conducta y tus prácticas repugnantes. Así sabrás que yo, el Señor, también puedo herir.


Por eso, voy a actuar con furor. No tendré piedad ni compasión de ellos. Por más que me imploren a gritos, ¡no los escucharé!»


Por eso no tendré piedad ni compasión de ellos, sino que les pediré cuentas de su conducta».


Arrancaré tus imágenes de Aserá, y reduciré a escombros tus ciudades;


Edom dice: «Aunque nos han hecho pedazos, reconstruiremos sobre las ruinas». Pero el Señor Todopoderoso dice: «Ellos podrán reconstruir, pero yo derribaré. Serán llamados territorio malvado, pueblo contra el cual siempre estará indignado el Señor.


¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?”


Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.


Te acorralará en todas las ciudades de tu tierra; te sitiará hasta que se derrumben esas murallas fortificadas en las que has confiado. ¡Te asediará en toda la tierra y en las ciudades que el Señor tu Dios te ha dado!


Se ha encendido el fuego de mi ira, que quema hasta lo profundo del abismo. Devorará la tierra y sus cosechas, y consumirá la raíz de las montañas.


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