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Lamentaciones 1:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

5 Sus enemigos se volvieron sus amos; ¡tranquilos se ven sus adversarios! El Señor la ha acongojado por causa de sus muchos pecados. Sus hijos marcharon al cautiverio, arrastrados por sus enemigos.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Sus enemigos han sido hechos príncipes, sus aborrecedores fueron prosperados, Porque Jehová la afligió por la multitud de sus rebeliones; Sus hijos fueron en cautividad delante del enemigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Sus opresores son ahora sus amos y sus enemigos prosperan, porque el Señor castigó a Jerusalén por sus muchos pecados. Sus hijos fueron capturados y llevados a tierras lejanas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Sus adversarios la vencieron y ahora se sienten felices, pues Yavé la castigó por sus muchos pecados; sus niños marcharon al destierro empujados por el enemigo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 h Sus adversarios han llegado a serle cabeza° y sus enemigos están felices, Porque YHVH la ha afligido por la multitud de sus pecados. Sus niños marcharon cautivos delante del opresor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 He. Sus opresores prevalecen, sus enemigos son felices; porque Yahveh la ha afligido por sus muchos pecados. Sus niños marcharon cautivos delante del opresor.

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Lamentaciones 1:5
38 Referans Kwoze  

Porque los israelitas han hecho lo que me ofende, y desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta hoy me han provocado”».


Nos has hecho motivo de contienda para nuestros vecinos; nuestros enemigos se burlan de nosotros.


Has exaltado el poder de sus adversarios y llenado de gozo a sus enemigos.


El Señor, el Señor Todopoderoso, ha decretado un día de pánico, un día de humillación y desconcierto en el valle de la Visión, un día para derribar muros y para clamar a las montañas.


Tu pueblo poseyó por un tiempo tu santuario, pero ahora lo han pisoteado nuestros enemigos.


Devastada está mi tienda, y rotas todas mis cuerdas. Mis hijos me han abandonado; han dejado de existir. Ya no hay nadie que arme mi tienda, y que levante mis toldos.


»He abandonado mi casa, he rechazado mi herencia, he entregado a mi pueblo amado en poder de sus enemigos.


Y entre los profetas de Jerusalén he observado cosas terribles: cometen adulterio, y viven en la mentira; fortalecen las manos de los malhechores, ninguno se convierte de su maldad. Todos ellos son para mí como Sodoma; los habitantes de Jerusalén son como Gomorra».


Finalmente Nabuzaradán, el comandante de la guardia, llevó cautivos a Babilonia tanto al resto de la población como a los desertores, es decir, a todos los que quedaban.


¿Y no los he de castigar por esto? ¿No he de vengarme de semejante nación? —afirma el Señor—.


»Todo esto me hace llorar; los ojos se me nublan de llanto. No tengo cerca a nadie que me consuele; no tengo a nadie que me reanime. Mis hijos quedaron abandonados porque el enemigo salió victorioso».


«El Señor es justo, pero yo me rebelé contra sus leyes. Escuchad, vosotros los pueblos; fijaos en mi sufrimiento. Mis jóvenes y mis doncellas han marchado al destierro.


Grave es el pecado de Jerusalén; ¡por eso se ha vuelto impura! Los que antes la honraban ahora la desprecian, pues han visto su desnudez; ella misma se deshace en llanto, y no se atreve a dar la cara.


El Señor ha llevado a cabo sus planes; ha cumplido su palabra, que decretó hace mucho tiempo. Sin piedad, te echó por tierra; dejó que el enemigo se burlara de ti, y enalteció el poder de tus oponentes.


Todos nuestros enemigos abren la boca para hablar mal de nosotros.


Por eso no tendré piedad ni compasión de ellos, sino que les pediré cuentas de su conducta».


El Señor me respondió: «La iniquidad del pueblo de Israel y de Judá es extremadamente grande. El país está lleno de violencia; la ciudad, llena de injusticia. Ellos piensan: “El Señor ha abandonado el país. No hay ningún Señor que vea”.


porque sé que después de mi muerte os pervertiréis y os apartaréis del camino que os he mostrado. En días venideros os sobrevendrán calamidades, porque haréis lo que ofende al Señor y con vuestros detestables actos provocaréis su ira».


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