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Jueces 7:12 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

12 Los madianitas, los amalecitas y todos los otros pueblos del oriente que se habían establecido en el valle eran numerosos como langostas. Sus camellos eran incontables, como la arena a la orilla del mar.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente estaban tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables como la arena que está a la ribera del mar en multitud.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Los ejércitos de Madián, de Amalec y del pueblo del oriente se habían establecido en el valle como un enjambre de langostas. Sus camellos eran como los granos de arena a la orilla del mar, ¡imposibles de contar!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Estos se habían instalado en toda la llanura junto con Amalec y todos los hijos de Oriente. Hormigueaban como las langostas y sus camellos eran tan numerosos como la arena de la orilla del mar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y Madián y Amalec, con todos los orientales, estaban esparcidos por el valle como multitud de langostas, y sus camellos eran incontables como la arena que está a la orilla del mar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Los madianitas, los amalecitas y todos los hijos de oriente habían caído sobre el valle, numerosos como langostas, y sus camellos eran innumerables, como las arenas de las orillas del mar.

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Jueces 7:12
16 Referans Kwoze  

Acab, por su parte, pasó revista a las tropas israelitas y las aprovisionó. Estas se pusieron en marcha para salir al encuentro de los sirios, y acamparon frente a ellos. Parecían pequeños rebaños de cabras, mientras que los sirios cubrían todo el campo.


Sobrepasó en sabiduría a todos los sabios del Oriente y de Egipto.


Muchos son, Señor, mis enemigos; muchos son los que se oponen a mí,


No se salva el rey por sus muchos soldados, ni por su mucha fuerza se libra el valiente.


por impenetrables que sean sus bosques, los talan por completo —afirma el Señor—. Más numerosos que langostas son los leñadores; nadie los puede contar.


Todos ellos salieron con sus ejércitos, caballos y carros de guerra. Eran tan numerosos que parecían arena a la orilla del mar.


Siempre que los israelitas sembraban, los madianitas, amalecitas y otros pueblos del oriente venían y los atacaban.


Todos los madianitas y amalecitas, y otros pueblos del oriente, se aliaron y cruzaron el Jordán, acampando en el valle de Jezrel.


Llegaban con su ganado y con sus tiendas como plaga de langostas. Tanto ellos como sus camellos eran incontables, e invadían el país para devastarlo.


Gedeón llegó precisamente en el momento en que un hombre le contaba su sueño a un amigo. ―Tuve un sueño —decía—, en el que un pan de cebada llegaba rodando al campamento madianita, y con tal fuerza golpeaba una tienda que esta se doblaba y se venía abajo.


Zeba y Zalmuna estaban en Carcor con una fuerza de quince mil guerreros, que era todo lo que quedaba de los ejércitos del oriente, pues habían caído en batalla ciento veinte mil soldados.


Los filisteos también se juntaron para hacerle la guerra a Israel. Contaban con tres mil carros, seis mil jinetes y un ejército tan numeroso como la arena a la orilla del mar. Avanzaron hacia Micmás, al este de Bet Avén, y allí acamparon.


David los atacó al amanecer y los combatió hasta la tarde del día siguiente. Los únicos que lograron escapar fueron cuatrocientos muchachos que huyeron en sus camellos.


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