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Job 10:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

9 Recuerda que tú me modelaste, como al barro; ¿vas ahora a devolverme al polvo?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Acuérdate que como a barro me diste forma; ¿Y en polvo me has de volver?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Recuerda que me hiciste del polvo; ¿me harás volver tan pronto al polvo?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Acuérdate que me amasaste como el barro ¿y ahora me harás volver al polvo?

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Recuerda, te ruego, que del barro me moldeaste, ¿Y al polvo me harás volver?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Recuerda que me formaste como a barro y que al polvo me obligas a volver.

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Job 10:9
25 Referans Kwoze  

Y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente.


Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás».


¿No fuiste tú quien me derramó como leche, quien me hizo cuajar como queso?


he de llamar “Padre mío” a la corrupción, y “Madre” y “Hermana” a los gusanos.


Ante Dios, tú y yo somos iguales; también yo fui tomado de la tierra.


todo el género humano perecería, ¡la humanidad entera volvería a ser polvo!


¡cuánto más a los que habitan en casas de barro cimentadas sobre el polvo y expuestos a ser aplastados como polilla!


¿Por qué no me perdonas mis pecados? ¿Por qué no pasas por alto mi maldad? Un poco más, y yaceré en el polvo; me buscarás, pero habré dejado de existir».


Recuerda, oh Dios, que mi vida es un suspiro; que ya no verán mis ojos la felicidad.


Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro.


Si escondes tu rostro, se aterran; si les quitas el aliento, mueren y vuelven al polvo.


Recuérdame, Señor, cuando te compadezcas de tu pueblo; ven en mi ayuda el día de tu salvación.


Se ha secado mi vigor como una teja; la lengua se me pega al paladar. ¡Me has hundido en el polvo de la muerte!


Fíjate en mi aflicción y en mis penurias, y borra todos mis pecados.


Se acordó de que eran simples mortales, un efímero suspiro que jamás regresa.


¡Recuerda cuán efímera es mi vida! Al fin y al cabo, ¿para qué creaste a los mortales?


Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, cuando dices: «¡Volveos al polvo, mortales!»


Volverá entonces el polvo a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio.


¡Ay del que contiende con su Hacedor! ¡Ay del que no es más que un tiesto entre los tiestos de la tierra! ¿Acaso el barro le reclama al alfarero: «¡Fíjate en lo que haces! ¡Tu vasija no tiene agarraderas!»?


Nadie invoca tu nombre, ni se esfuerza por aferrarse a ti. Pues nos has dado la espalda y nos has entregado en poder de nuestras iniquidades.


A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano.


«Pueblo de Israel, ¿acaso no puedo hacer con vosotros lo mismo que hace este alfarero con el barro? —afirma el Señor—. Vosotros, pueblo de Israel, sois en mis manos como el barro en las manos del alfarero.


¿No tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro unas vasijas para usos especiales y otras para fines ordinarios?


Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros.


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