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Job 1:19 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

19 y, de pronto, un fuerte viento del desierto dio contra la casa y derribó sus cuatro esquinas. ¡La casa cayó sobre los jóvenes, y todos murieron! ¡Solo yo pude escapar, y ahora vengo a contártelo!»

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

19 y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 de pronto, un fuerte viento del desierto llegó y azotó la casa por los cuatro costados. La casa se vino abajo y todos ellos murieron; yo soy el único que escapó para contárselo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 De repente sopló un fuerte viento del desierto y sacudió las cuatro esquinas de la casa; ésta se derrumbó sobre los jóvenes y han muerto todos. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 cuando he aquí vino un torbellino del desierto que golpeó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron. Sólo yo escapé para darte la noticia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 cuando de repente vino un fuerte vendaval de lado del desierto y dio contra las cuatro esquinas de la casa. Ésta se derrumbó sobre los jóvenes y los mató. Sólo yo he logrado escapar para traerte la noticia'.

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Job 1:19
12 Referans Kwoze  

Entonces Jacob, su padre, les dijo: ―¡Vosotros me vais a dejar sin hijos! José ya no está con nosotros, Simeón tampoco está aquí, ¡y ahora os queréis llevar a Benjamín! ¡Todo esto me perjudica!


Al oír esto, el rey se estremeció; y mientras subía al cuarto que está encima de la puerta, lloraba y decía: «¡Ay, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Ojalá hubiera muerto yo en tu lugar! ¡Ay, Absalón, hijo mío, hijo mío!»


Los demás soldados huyeron a Afec, pero la muralla de la ciudad se desplomó sobre veintisiete mil de ellos. Ben Adad, que también se había escapado a la ciudad, andaba de escondite en escondite.


Aún no había terminado de hablar este mensajero cuando otro llegó y dijo: «Tus hijos e hijas estaban celebrando un banquete en casa del mayor de todos ellos


En ese momento, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza, y luego, abatido, cayó al suelo en actitud de adoración.


Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se derrumbó, y grande fue su ruina».


Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: «Sin duda este hombre es un asesino, pues, aunque se salvó del mar, la justicia divina no va a consentir que siga con vida».


en los cuales andabais conforme a los poderes de este mundo. Os conducíais según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia.


Y gritó: «¡Muera yo junto con los filisteos!» Luego empujó con toda su fuerza, y el templo se vino abajo sobre los jefes y sobre toda la gente que estaba allí. Fueron muchos más los que Sansón mató al morir que los que había matado mientras vivía.


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