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Jeremías 50:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

15 Gritad en torno de ella: ¡Babilonia se rinde! ¡Cayeron sus torres, se derrumbaron sus muros! ¡Esta es la venganza del Señor! ¡Vengaos de ella! ¡Pagadle con la misma moneda!

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Biblia Reina Valera 1960

15 Gritad contra ella en derredor; se rindió; han caído sus cimientos, derribados son sus muros, porque es venganza de Jehová. Tomad venganza de ella; haced con ella como ella hizo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Lancen gritos de guerra contra Babilonia desde todas partes. ¡Miren! ¡Se rinde! Sus murallas han caído. Es la venganza del Señor, así que vénguense también ustedes. ¡Háganle lo mismo que ella les hizo a otros!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 De todas partes han lanzado contra ella gritos de guerra y se ha rendido. Han caído sus torres de defensa, se han derrumbado sus murallas. Ustedes que son los instrumentos de la cólera de Yavé, ¡hagan con ella lo mismo que hizo con ustedes!

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 ¡Lanzad el alarido en torno a ella! Ella tiende sus manos:° Sus baluartes han caído, Sus muros están derribados. Tomad venganza sobre ella, porque es la venganza de YHVH. Como ella ha hecho, hacedle a ella.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 dad alaridos frente a ella en derredor. Ella tiende su mano; sus habitantes se desploman, se derrumban sus murallas. Es la venganza de Yahveh; vengaos de ella. Como ella hizo, hacedle a ella.

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Jeremías 50:15
44 Referans Kwoze  

Todos los jefes, los guerreros y los hijos del rey David rindieron pleitesía al rey Salomón.


No seáis tercos, como vuestros antepasados. Someteos al Señor, y entrad en su santuario, que él consagró para siempre. Servid al Señor vuestro Dios, para que él retire su ardiente ira.


para que tomen venganza de las naciones y castiguen a los pueblos;


Señor, Dios de las venganzas; Dios de las venganzas, ¡manifiéstate!


Se pondrá la justicia como coraza, y se cubrirá la cabeza con el casco de la salvación; se vestirá con ropas de venganza, y se envolverá en el manto de sus celos.


Les pagará según sus obras; a las costas lejanas les dará su merecido: furor para sus adversarios, y retribución para sus enemigos.


a pregonar el año del favor del Señor y el día de la venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo,


¡Ya tengo planeado el día de la venganza! ¡El año de mi redención ha llegado!


»Aquel día pertenece al Señor, al Señor Todopoderoso. Será un día de venganza; se vengará de sus enemigos. La espada devorará hasta saciarse; con sangre apagará su sed. En la tierra del norte, a orillas del río Éufrates, el Señor, el Señor Todopoderoso, realizará una matanza.


»¡Tomad posiciones alrededor de Babilonia, todos los que tensáis el arco! ¡Disparadle, no escatiméis flechas, porque ha pecado contra el Señor!


El Señor ha abierto su arsenal, y ha sacado las armas de su ira; el Señor omnipotente, el Todopoderoso, tiene una tarea que cumplir en el país de los babilonios.


Como león que sale de los matorrales del Jordán hacia praderas de verdes pastos, en un instante espantaré de su tierra a los de Babilonia, y sobre ellos nombraré a mi elegido. Porque, ¿quién como yo? ¿Quién me puede desafiar? ¿Qué pastor se me puede oponer?»


»¡Afilad las flechas! ¡Armaos con escudos! El Señor ha despertado el espíritu de los reyes de Media para destruir a Babilonia. Esta es la venganza del Señor, la venganza por su templo.


El Señor Todopoderoso ha jurado por sí mismo: “Te llenaré de enemigos, como de langostas, y sobre ti lanzarán gritos de victoria”.


»Pero en vuestra presencia daré su merecido a Babilonia y a todos sus habitantes por todo el mal que han hecho en Sión —afirma el Señor—.


»Estoy en contra de ti, monte del exterminio, que destruyes toda la tierra —afirma el Señor—. Extenderé mi mano contra ti; te haré rodar desde los peñascos y te convertiré en monte quemado.


Dejaron de combatir los guerreros de Babilonia; se escondieron en las fortalezas. Sus fuerzas se agotaron; se volvieron como mujeres. Sus moradas fueron incendiadas y destrozados sus cerrojos.


Por eso, así dice el Señor: «Voy a defender tu causa, y llevaré a cabo tu venganza; voy a secar el agua de su mar, y dejaré secos sus manantiales.


Voy a castigar al dios Bel en Babilonia; haré que vomite lo que se ha tragado. Ya no acudirán a él las naciones, ni quedará en pie el muro de Babilonia.


Así dice el Señor Todopoderoso: «Los anchos muros de Babilonia serán derribados por completo; sus imponentes puertas serán incendiadas. Los pueblos se agotan en vano, y las naciones se fatigan por lo que se desvanece como el humo».


»¡Huid de Babilonia! ¡Sálvese quien pueda! No perezcáis por causa de su iniquidad. Porque ha llegado la hora de que el Señor tome venganza; ¡él le dará su merecido!


Luego diles: “Así se hundirá Babilonia, y nunca más se levantará del desastre que voy a traer sobre ella”». Aquí concluyen las palabras de Jeremías.


Hicimos tratos con Egipto y con Asiria para conseguir alimentos.


El príncipe de Judá quebrantó el juramento y violó el tratado. Así que, por haber hecho todo esto a pesar de su compromiso, ¡no escapará!


Con su mano derecha ha marcado el destino de Jerusalén: prepara arietes para derribar las puertas, levanta terraplenes y edifica torres de asedio; alza la voz en grito de batalla y da la orden para la matanza.


El Señor es un Dios celoso y vengador. ¡Señor de la venganza, Señor de la ira! El Señor se venga de sus adversarios; es implacable con sus enemigos.


Porque así como juzguéis se os juzgará, y con la medida que midáis a otros se os medirá.


Ese será el tiempo del juicio cuando se cumplirá todo lo que está escrito.


No os venguéis, hermanos míos, sino dejad el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor.


Pero, si nuestra injusticia pone de relieve la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Que Dios es injusto al descargar sobre nosotros su ira? (Hablo en términos humanos).


Mía es la venganza; yo pagaré. A su debido tiempo, su pie resbalará. Se apresura su desastre, y el día del juicio se avecina”.


cuando afile mi espada reluciente y en el día del juicio la tome en mis manos, me vengaré de mis adversarios; ¡les daré su merecido a los que me odian!


»Alegraos, naciones, con el pueblo de Dios; él vengará la sangre de sus siervos. ¡Sí! Dios se vengará de sus enemigos, y hará expiación por su tierra y por su pueblo».


para castigar a los que no reconocen a Dios ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús.


porque habrá un juicio sin compasión para el que actúe sin compasión. ¡La compasión triunfa en el juicio!


Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas, y la gente gritó a gran voz, ante lo cual las murallas de Jericó se derrumbaron. El pueblo avanzó, sin ceder ni un centímetro, y tomó la ciudad.


Cuando todos escuchéis el toque de guerra, el pueblo deberá gritar a gran voz. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán, y cada uno entrará sin impedimento».


ellos derramaron la sangre de santos y de profetas, y tú les has dado a beber sangre, como se merecen».


Pagadle con la misma moneda; Dadle el doble de lo que ha cometido, y en la misma copa en que ella preparó bebida mezcladle una doble porción.


pues sus juicios son verdaderos y justos: ha condenado a la famosa prostituta que con sus adulterios corrompía la tierra; ha vindicado la sangre de los siervos de Dios derramada por ella».


Pero Samuel le dijo: ―Ya que tu espada dejó a tantas mujeres sin hijos, también sin su hijo se quedará tu madre. Y allí en Guilgal, en presencia del Señor, Samuel descuartizó a Agag.


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