Jeremías 32:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017
23 Pero, cuando entraron y tomaron posesión de ella, no te obedecieron ni acataron tu ley, ni tampoco hicieron lo que les habías ordenado. Por eso les enviaste toda esta desgracia.
23 y entraron, y la disfrutaron; pero no oyeron tu voz, ni anduvieron en tu ley; nada hicieron de lo que les mandaste hacer; por tanto, has hecho venir sobre ellos todo este mal.
23 Nuestros antepasados vinieron, la conquistaron y vivieron en ella, pero rehusaron obedecerte o seguir tu palabra. No hicieron nada de lo que les ordenaste. Por eso enviaste este terrible desastre sobre ellos.
23 Llegaron a ella y se adueñaron de ella, pero no escucharon tu voz ni se portaron de acuerdo a tus mandamientos. Y como no hicieron nada de lo que tú les habías ordenado, tú mandaste contra ellos todas estas calamidades.
23 Y ellos entraron y la disfrutaron; pero no oyeron tu voz, ni anduvieron en tu Ley. Nada han hecho de cuanto les mandaste hacer; por tanto, has hecho venir sobre ellos todo este mal.
23 Ellos vinieron y lo ocuparon, pero no escucharon tu voz, no caminaron según tu ley ni hicieron nada de cuanto les habías mandado hacer, y así convocaste contra ellos toda esta desgracia.
Desde los días de nuestros antepasados hasta hoy, nuestra culpa ha sido grande. Debido a nuestras maldades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes fuimos entregados al poder de los reyes de los países vecinos. Hemos sufrido la espada, el cautiverio, el pillaje y la humillación, como nos sucede hasta hoy.
Yo os traje a una tierra fértil, para que comierais de sus frutos y de su abundancia. Pero vinisteis y contaminasteis mi tierra; hicisteis de mi heredad algo abominable.
Sin embargo, hasta el día de hoy no se han humillado ni han sentido temor; no se han comportado según mi ley y mis preceptos, que os di a vosotros y a vuestros antepasados”.
«El Señor es justo, pero yo me rebelé contra sus leyes. Escuchad, vosotros los pueblos; fijaos en mi sufrimiento. Mis jóvenes y mis doncellas han marchado al destierro.
Grave es el pecado de Jerusalén; ¡por eso se ha vuelto impura! Los que antes la honraban ahora la desprecian, pues han visto su desnudez; ella misma se deshace en llanto, y no se atreve a dar la cara.
»”Allí en el desierto les dije a sus descendientes: ‘No sigáis los preceptos de vuestros padres; no obedezcáis sus leyes ni os contaminéis con sus ídolos.
»”Sin embargo, los israelitas se rebelaron contra mí. No siguieron mis decretos y no obedecieron mis leyes, que son vida para quienes los obedecen. Además, profanaron mis sábados. Por eso, cuando estaban en el desierto, pensé agotar mi furor y descargar mi ira sobre ellos.
»”Sin embargo, ellos se rebelaron contra mí, y me desobedecieron. No arrojaron los ídolos con que estaban obsesionados, ni abandonaron los ídolos de Egipto. Por eso, cuando estaban en Egipto, pensé agotar mi furor y descargar mi ira sobre ellos.
Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, debéis decir: “Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber”».
Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición, porque está escrito: «Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley».
Así fue como el Señor les entregó a los israelitas todo el territorio que había prometido darles a sus antepasados; y el pueblo de Israel se estableció allí.
Si no cumplís con el pacto que el Señor vuestro Dios os ha ordenado, sino que seguís a otros dioses, adorándolos e inclinándoos ante ellos, tened por seguro que la ira del Señor se descargará sobre vosotros y que seréis borrados de la buena tierra que el Señor os ha entregado».