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Jeremías 18:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

16 Así ha dejado desolado su país; lo ha hecho objeto de burla constante. Todo el que pase por él meneará atónito la cabeza.

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Biblia Reina Valera 1960

16 para poner su tierra en desolación, objeto de burla perpetua; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y meneará la cabeza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Por lo tanto, su tierra quedará desolada; será un monumento a su necedad. Todos los que pasen por allí quedarán pasmados y menearán la cabeza con asombro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Lograrán que su país se vuelva un desierto, un objeto de risa eterna: todo el que pase quedará sorprendido de eso y meneará la cabeza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Hasta que su tierra se convierta en desolación y burla perpetua: Todo el que pase por ella se asombrará y meneará la cabeza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 para hacer de su país un horror, una rechifla perdurable. Todo el que pasa por él se asombra y menea la cabeza.

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Jeremías 18:16
35 Referans Kwoze  

Y, aunque ahora este templo es imponente, llegará el día en que todo el que pase frente a él quedará asombrado y, en son de burla, preguntará: “¿Por qué el Señor ha tratado así a este país y a este templo?”


»¡Por eso la ira del Señor cayó sobre Judá y Jerusalén y los convirtió en objeto de horror, de desolación y de burla, tal como vosotros podéis ver ahora con vuestros propios ojos!


Soy para ellos motivo de burla; me ven, y menean la cabeza.


Cuantos me ven, se ríen de mí; lanzan insultos, meneando la cabeza:


Has hecho que seamos el hazmerreír de las naciones; todos los pueblos se burlan de nosotros.


esta es la palabra que yo, el Señor, he pronunciado contra él: »”La virginal hija de Sión te desprecia y se burla de ti. La hija de Jerusalén menea la cabeza al verte huir.


Entonces exclamé: ―¿Hasta cuándo, Señor? Y él respondió: «Hasta que las ciudades queden destruidas y sin habitante alguno; hasta que las casas queden deshabitadas, y los campos, asolados y en ruinas;


Convertiré esta ciudad en un lugar desolado y en objeto de burla. Todo el que pase por ella quedará atónito y se burlará de todas sus heridas.


yo haré que vengan todos los pueblos del norte, y también mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia. Los traeré contra este país, contra sus habitantes y contra todas las naciones vecinas, y los destruiré por completo: ¡los convertiré en objeto de horror, de burla y de eterna desolación! —afirma el Señor—.


Los perseguiré con espada, hambre y pestilencia, y haré que sean motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, y que sean maldición y objeto de horror, de burla y de escarnio en todas las naciones por donde yo los disperse.


Porque así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: “Así como se ha derramado mi ira y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi furor sobre vosotros si os vais a Egipto. Os convertiréis en objeto de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio, y nunca más volveréis a ver este lugar”.


Tomaré al resto de Judá, que se empeñó en ir a vivir a Egipto, y todos perecerán allí; caerán a filo de espada, o el hambre los exterminará. Desde el más pequeño hasta el más grande, morirán de hambre o a filo de espada. Se convertirán en objeto de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio.


¿Acaso no te burlabas de Israel, y con tus palabras lo despreciabas, como si hubiera sido sorprendido entre ladrones?


Juro por mí mismo —afirma el Señor—, que Bosra se convertirá en objeto de maldición, y en horror, oprobio y desolación. Para siempre quedarán en ruinas todas sus ciudades».


Tan espantosa será la caída de Edom que todo el que pase junto a la ciudad quedará pasmado al ver todas sus heridas.


Por el enojo del Señor, no será habitada, sino que quedará en desolación. Todo el que pase por Babilonia quedará pasmado al ver todas sus heridas.


Babilonia se convertirá en un montón de ruinas, en guarida de chacales, en objeto de horror y de burla, en un lugar sin habitantes.


Desoladas han quedado sus ciudades: como un sequedal, como un desierto. Nadie habita allí; nadie pasa por ese lugar.


«Convertiré a Jerusalén en un montón de ruinas, en una guarida de chacales. Convertiré en desolación las ciudades de Judá; ¡las dejaré sin habitantes!»


«Fijaos vosotros, los que pasáis por el camino: ¿Acaso no os importa? ¿Dónde hay un sufrimiento como el mío, como el que el Señor me ha hecho padecer, como el que el Señor lanzó sobre mí en el día de su furor?


Adviértele a la gente del país que así dice el Señor omnipotente acerca de los que habitan en Jerusalén y en la tierra de Israel: “Con mucho miedo comerán su pan, y con gran angustia beberán su agua. Por la violencia de sus habitantes, la tierra será despojada de todo lo que hay en ella.


Atónitos se han quedado los comerciantes de otros países; ¡tu fin ha llegado!, ¡nunca más volverás a existir!”»


Por eso, profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “Os han asolado y arrasado por todas partes; os habéis convertido en posesión del resto de las naciones, y además habéis sido objeto de burla y de insultos por parte de la gente.


Extenderé mi mano contra ellos, y convertiré en tierra desolada su país y todo lugar donde habiten, desde el desierto hasta Riblá. ¡Entonces sabrán que yo soy el Señor!”»


De tal manera asolaré al país, que vuestros enemigos que vengan a ocuparlo quedarán atónitos.


Al abandonar ellos la tierra, esta disfrutará de sus sábados mientras permanezca deshabitada. Pero tendrán que reconocer sus pecados, por cuanto rechazaron mis preceptos y aborrecieron mis estatutos.


Tú sigues fielmente los decretos de Omrí y todas las prácticas de la dinastía de Acab; te conduces según sus consejos. Por eso voy a entregarte a la destrucción, y a poner en ridículo a tus habitantes. ¡Tendrás que soportar el insulto de los pueblos!»


Los que pasaban meneaban la cabeza y blasfemaban contra él:


Los que pasaban meneaban la cabeza y blasfemaban contra él. ―¡Eh! Tú que destruyes el templo y en tres días lo reconstruyes —decían—,


el Señor enviará contra ti y contra tus descendientes plagas terribles y persistentes, y enfermedades malignas e incurables.


Toda ella será un desperdicio ardiente de sal y de azufre, donde nada podrá plantarse, nada germinará, y ni siquiera la hierba crecerá. Será como cuando el Señor destruyó con su furor las ciudades de Sodoma y Gomorra, Admá y Zeboyín.


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