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Isaías 8:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

17 El Señor ha escondido su rostro del pueblo de Jacob, pero yo esperaré en él, pues en él tengo puesta mi esperanza.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

17 Esperaré, pues, a Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Yo esperaré al Señor, que se ha apartado de los descendientes de Jacob; pondré mi esperanza en él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Ahora, pues, esperaré en Yavé, que esconde su rostro al pueblo de Jacob; en él confío.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Esperaré a YHVH, que ha escondido su rostro de la casa de Jacob; Sí, a Él esperaré.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Aguardaré a Yahveh, que oculta su rostro a la casa de Jacob, y en él esperaré.

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Isaías 8:17
39 Referans Kwoze  

»¡Señor, espero tu salvación!


¿Por qué me evitas? ¿Por qué me tienes por enemigo?


Si el hombre muere, ya no vuelve a la vida. Cada día de mi servicio obligatorio esperaré que llegue mi relevo.


Aun cuando digas que no puedes verlo, tu caso está delante de él, y debes aguardarlo.


Espero al Señor, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza.


Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!


Esperamos confiados en el Señor; él es nuestro socorro y nuestro escudo.


Pero tú, espera en el Señor, y vive según su voluntad, que él te exaltará para que heredes la tierra. Cuando los malvados sean destruidos, tú lo verás con tus propios ojos.


»Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? ¡Mi esperanza he puesto en ti!


Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.


Cuando levantáis vuestras manos, yo aparto de vosotros mis ojos; aunque multipliquéis vuestras oraciones, no las escucharé, pues tenéis las manos llenas de sangre.


En aquel día se dirá: «¡Sí, este es nuestro Dios; en él confiamos, y él nos salvó! ¡Este es el Señor, en él hemos confiado; regocijémonos y alegrémonos en su salvación!»


Sí, en ti esperamos, Señor, y en la senda de tus juicios; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra vida.


Por eso el Señor os espera, para tener piedad de vosotros; por eso se levanta para mostraros compasión. Porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que en él esperan!


Señor, ten compasión de nosotros; pues en ti esperamos. Sé nuestra fortaleza cada mañana, nuestra salvación en tiempo de angustia.


Tú, Dios y Salvador de Israel, eres un Dios que se oculta.


¿Quién de entre vosotros teme al Señor y obedece la voz de su siervo? Aunque camine en la oscuridad, y sin un rayo de luz, que confíe en el nombre del Señor y dependa de su Dios.


Por un momento, en un arrebato de enojo, escondí mi rostro de ti; pero con amor eterno tendré compasión de ti —dice el Señor, tu Redentor—.


La codicia de mi pueblo es irritable, por perversa, en mi enojo, lo he castigado; le he dado la espalda, pero él prefirió seguir sus obstinados caminos.


Son vuestras iniquidades las que os separan de vuestro Dios. Son estos pecados los que lo llevan a ocultar su rostro para no escuchar.


Fuera de ti, desde tiempos antiguos nadie ha escuchado ni percibido, ni ojo alguno ha visto, a un Dios que, como tú, actúe en favor de quienes en él confían.


Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas; nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.


Nadie invoca tu nombre, ni se esfuerza por aferrarse a ti. Pues nos has dado la espalda y nos has entregado en poder de nuestras iniquidades.


“Los babilonios vienen para atacar la ciudad y llenarla de cadáveres. En mi ira y furor he ocultado mi rostro de esta ciudad; la heriré de muerte a causa de todas sus maldades.


Pero tú debes volverte a tu Dios, practicar el amor y la justicia, y confiar siempre en él.


Entonces le pedirán auxilio al Señor, pero él no les responderá; esconderá de ellos su rostro porque hicieron lo malo.


Pero yo he puesto mi esperanza en el Señor; yo espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!


Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá.


Llegando en ese mismo momento, Ana dio gracias a Dios y comenzó a hablar del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.


Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.


“Les voy a dar la espalda —dijo—, y a ver en qué terminan; son una generación perversa, ¡son unos hijos infieles!


y esperar del cielo a Jesús, su Hijo a quien resucitó, que nos libra del castigo venidero.


Que el Señor os lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró.


En otra parte dice: «Yo confiaré en él». Y añade: «Aquí me tenéis, con los hijos que Dios me ha dado».


también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.


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