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Isaías 37:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

3 Y le dijeron: «Así dice Ezequías: “Hoy es un día de angustia, castigo y deshonra, como cuando los hijos están a punto de nacer y no se tienen fuerzas para darlos a luz.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Ellos le dijeron: «El rey Ezequías dice: “Hoy es un día de dificultad, insulto y deshonra. Es como cuando un niño está a punto de nacer, pero la madre no tiene fuerzas para dar a luz.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 con este recado: 'Esto manda decir Ezequías: Este es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; los niños están a punto de nacer, pero falta la fuerza para darlos a luz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 y le dijeron: Así ha dicho Ezequías: ¡Hoy es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; los hijos han llegado hasta el cuello del útero, pero no hay fuerza para parir!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Y le dijeron: 'Así habla Ezequías: hoy es día de angustia, de castigo y de oprobio, porque los hijos han llegado al cuello del útero, pero no hay fuerzas para el alumbramiento.

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Isaías 37:3
20 Referans Kwoze  

Y le dijeron: «Así dice Ezequías: “Hoy es un día de angustia, castigo y deshonra, como cuando los hijos están a punto de nacer y no se tienen fuerzas para dar a luz.


Pero, cuando en su tribulación se volvieron al Señor, Dios de Israel, y lo buscaron, él les permitió que lo hallaran.


Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás».


Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores.


no endurezcáis el corazón, como en Meribá, como aquel día en Masá, en el desierto,


El Señor, el Señor Todopoderoso, ha decretado un día de pánico, un día de humillación y desconcierto en el valle de la Visión, un día para derribar muros y para clamar a las montañas.


Devorará a la muerte para siempre; el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro, y quitará de toda la tierra el oprobio de su pueblo. El Señor mismo lo ha dicho.


Señor, en la angustia te buscaron; apenas si lograban susurrar una oración cuando tú ya los corregías.


Pero a Ariel la sitiaré; habrá llanto y lamento, y será para mí como un brasero del altar.


Señor, ten compasión de nosotros; pues en ti esperamos. Sé nuestra fortaleza cada mañana, nuestra salvación en tiempo de angustia.


»Antes de estar con dolores de parto, Jerusalén tuvo un hijo; antes que le llegaran los dolores, dio a luz un varón.


¿Podría yo abrir la matriz, y no provocar el parto? —dice el Señor—. ¿O cerraría yo el seno materno, siendo yo el que hago dar a luz? —dice tu Dios—.


¡Ay! Será un día terrible, un día que no tiene parangón. Será un tiempo de angustia para Jacob, pero será librado de ella.


Llegan los dolores de parto, pero él es una criatura necia: ¡cuando llega la hora del parto, no se acomoda para salir!


Volveré luego a mi morada, hasta que reconozcan su culpa. Buscarán ganarse mi favor; angustiados, me buscarán con ansias».


En el día de la reprensión, Efraín quedará desolado. Entre las tribus de Israel doy a conocer lo que les va a pasar.


Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.


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