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Isaías 28:21 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

21 Sí, el Señor se levantará como en el monte Perasín, se moverá como en el valle de Gabaón; para llevar a cabo su extraña obra, para realizar su insólita tarea.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 El Señor vendrá, como lo hizo contra los filisteos en el monte Perazim, y contra los amorreos en Gabaón. Vendrá para hacer algo extraño; vendrá para hacer algo poco común:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Sí, como en el monte Perasim, Yavé se levantará, o como en el valle de Gabaón, se despertará para realizar su obra, obra rara, para hacer su trabajo, trabajo misterioso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 YHVH se alzará como en Perazim,° Se desperezará como en el valle de Gabaón,° Para hacer su obra, su extraña obra, Para hacer su tarea, su insólita tarea.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Porque como en el monte Perasín se alzará Yahveh, como en el valle de Gabaón se irritará, para hacer su acción, su extraña acción; para realizar su obra, su inaudita obra.

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Isaías 28:21
21 Referans Kwoze  

Entonces David fue a Baal Perasín, y allí los derrotó. Por eso aquel lugar se llama Baal Perasín, pues David dijo: «El Señor ha abierto brechas a mi paso entre mis enemigos, así como se abren brechas en el agua».


Así lo hizo David, tal como el Señor se lo había ordenado, y derrotó a los filisteos desde Gabaón hasta Guézer.


Fueron, pues, a Baal Perasín, y allí David los derrotó. Entonces dijo: «Como brecha producida por las aguas, así Dios ha abierto brechas entre mis enemigos por medio de mí». Por eso a aquel lugar lo llamaron Baal Perasín.


Así lo hizo David, tal como Dios se lo había ordenado, y derrotaron al ejército filisteo desde Gabaón hasta Guézer.


¿Quién se levantó a defenderme de los impíos? ¿Quién se puso de mi parte contra los malhechores?


Cuando el Señor termine lo que va a hacer contra el monte Sión y contra Jerusalén, él dirá: «Castigaré el fruto del orgulloso corazón del rey de Asiria y la arrogancia de sus ojos».


Cada vez que pase, os arrebatará; pasará mañana tras mañana, de día y de noche». La comprensión de este mensaje causará terror absoluto.


Por eso, una vez más asombraré a este pueblo con prodigios maravillosos; perecerá la sabiduría de sus sabios, y se esfumará la inteligencia de sus inteligentes».


Cuando él vea a sus hijos, y la obra de mis manos en medio de él, todos ellos santificarán mi nombre; santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel.


como cuando el fuego enciende la leña y hace que hierva el agua! Así darías a conocer tu nombre entre tus enemigos, y ante ti temblarían las naciones.


tanto por vuestras iniquidades como por las de vuestros padres —dice el Señor—. Por cuanto ellos quemaron incienso en las montañas y me desafiaron en las colinas, les haré sufrir en carne propia las consecuencias de sus acciones pasadas».


Todos tus amantes te han olvidado; ya no se ocupan de ti. Por causa de tu enorme iniquidad, y por tus muchos pecados, te he golpeado, te he corregido, como lo haría un adversario cruel.


Cuantos pasan por el camino aplauden burlones al verte. Ante ti, bella Jerusalén, hacen muecas, y entre silbidos preguntan: «¿Es esta la ciudad de belleza perfecta? ¿Es esta la alegría de toda la tierra?»


El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado.


El día quinto del mes décimo del año duodécimo de nuestro exilio, un fugitivo que había huido de Jerusalén vino y me dio esta noticia: «La ciudad ha sido conquistada».


«¡Mirad a las naciones! ¡Contempladlas y quedaos asombrados! Voy a hacer en estos días cosas tan sorprendentes que no las creeréis aunque alguien os las explique.


A su vez, el Señor llenó de pánico a los amorreos ante la presencia del ejército israelita, y este les infligió una tremenda derrota en Gabaón. A los que huyeron los persiguieron por el camino de Bet Jorón, y acabaron con ellos por toda la vía que va a Azeca y Maquedá.


Mientras los amorreos huían de Israel, entre Bet Jorón y Azeca, el Señor mandó del cielo una tremenda granizada que mató a más gente de la que el ejército israelita había matado a filo de espada.


Ese día en que el Señor entregó a los amorreos en manos de los israelitas, Josué le dijo al Señor en presencia de todo el pueblo: «Sol, detente en Gabaón, luna, párate sobre Ayalón».


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