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Isaías 27:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

8 Contendió con él con guerra y destierro; lo expulsó con su soplo violento al soplar el viento del este.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Con medida lo castigarás en sus vástagos. Él los remueve con su recio viento en el día del aire solano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 No, pero desterró a Israel para que rindiera cuentas; quedó desterrado de su tierra, como si hubiera sido arrasado por una tormenta del oriente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Lo castigó, echándolo de su casa o desterrándolo, y lo despidió de un soplido tan fuerte como viento del este.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Antes, al enviarla lejos, contendiste con ella con moderación; Con su viento recio la apartó en día de solano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Dispersándolo, expulsándolo, lo has castigado. Lo arrojó con su potente soplo en un día de solano.

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Isaías 27:8
33 Referans Kwoze  

¿Disputaría él conmigo, con todo su poder? ¡Claro que no! ¡Ni me acusaría!


Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro.


No sostiene para siempre su querella ni guarda rencor eternamente.


Señor, no me reprendas en tu enojo ni me castigues en tu ira.


No me reprendas, Señor, en tu ira; no me castigues en tu furor.


La furia del hombre se vuelve tu alabanza, y los que sobrevivan al castigo te harán fiesta.


Sin embargo, él tuvo compasión de ellos; les perdonó su maldad y no los destruyó. Una y otra vez contuvo su enojo, y no se dejó llevar del todo por la ira.


¿Para qué recibir más golpes? ¿Para qué insistir en la rebelión? Toda su cabeza está herida, todo su corazón está enfermo.


Cuando el Señor termine lo que va a hacer contra el monte Sión y contra Jerusalén, él dirá: «Castigaré el fruto del orgulloso corazón del rey de Asiria y la arrogancia de sus ojos».


Así dice el Señor: «A vuestra madre, yo la repudié; ¿dónde está el acta de divorcio? ¿A cuál de mis acreedores os he vendido? Por causa de vuestras iniquidades, fuisteis vendidos; por vuestras transgresiones fue despedida vuestra madre.


Te abandoné por un instante, pero con profunda compasión volveré a unirme contigo.


Mi litigio no será eterno, ni estaré siempre enojado, porque ante mí desfallecerían todos los seres vivientes que he creado.


Sales al encuentro de los que, alegres, practican la justicia y recuerdan tus caminos. Pero te enojas si persistimos en desviarnos de ellos. ¿Cómo podremos ser salvos?


Corrígeme, Señor, pero con justicia, y no según tu ira, pues me destruirías.


Porque yo estoy contigo para salvarte —afirma el Señor—. Destruiré por completo a todas las naciones entre las que te había dispersado. Pero a ti no te destruiré del todo, sino que te castigaré con justicia; ¡de ninguna manera quedarás impune!”


En aquel tiempo se les dirá a este pueblo y a Jerusalén: «Desde las estériles lomas del desierto sopla un viento abrasador en dirección a la capital de mi pueblo. No es el viento que sirve para aventar ni para limpiar el trigo;


Así dice el Señor: «Todo el país quedará desolado, pero no lo destruiré por completo.


Tú, Jacob, siervo mío, no temas, porque yo estoy contigo —afirma el Señor—. »Aunque aniquile a todas las naciones por las que te he dispersado, a ti no te aniquilaré. Te corregiré con justicia, pero no te dejaré sin castigo».


El Señor nos ha rechazado, pero no será para siempre.


Nos hace sufrir, pero también nos compadece, porque es muy grande su amor.


Pero fue desarraigada con furia y arrojada al suelo. El viento del este la dejó marchita, y la gente le arrancó sus frutos. Secas quedaron sus vigorosas ramas, y fueron consumidas por el fuego.


Aunque Efraín prospere entre sus hermanos, vendrá el viento del Señor, el viento solano que se levanta del desierto, y se agotarán sus fuentes y manantiales. ¡Y arrebatará sus tesoros, todos sus objetos preciosos!


Escuchad, israelitas, la palabra del Señor, porque el Señor va a entrar en juicio contra los habitantes del país: «Ya no hay entre mi pueblo fidelidad ni amor, ni conocimiento de Dios.


Vosotros no habéis sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podáis aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él os dará también una salida a fin de que podáis resistir.


Esto es para vosotros motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora habéis tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo.


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