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Isaías 22:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

1 Profecía contra el valle de la Visión: ¿Qué te pasa ahora, que has subido a las azoteas,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Profecía sobre el valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que con todos los tuyos has subido sobre los terrados?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Este es el mensaje que recibí acerca de Jerusalén, el valle de la Visión: ¿Qué sucede? ¿Por qué todo el mundo corre a las azoteas?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Profecía contra el valle de la Visión. ¿Qué te pasa, que has subido a las terrazas,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Carga del Valle de la Visión:° Pero, ¿qué tienes ahora que subes con los tuyos a las azoteas?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Oráculo contra el valle de la Visión. ¿Qué tienes, que te subes toda entera a las terrazas,

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Isaías 22:1
26 Referans Kwoze  

Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño.


―¿Qué te pasa? —le preguntó el rey. ―Soy una pobre viuda —respondió ella—; mi esposo ha muerto.


¿Qué te pasa? Ella se quejó: ―Esta mujer me propuso que le entregara a mi hijo para que nos lo comiéramos hoy, y que mañana nos comeríamos el de ella.


¿Qué te pasó, mar, que huiste, y a ti, Jordán, que te volviste atrás?


Como rodean las colinas a Jerusalén, así rodea el Señor a su pueblo, desde ahora y para siempre.


Donde no hay visión, el pueblo se extravía; ¡dichosos los que son obedientes a la ley!


Profecía contra Babilonia que recibió Isaías hijo de Amoz:


Todos, deshechos en llanto, van por las calles, vestidos de luto; ¡gimen en los techos y en las plazas!


El Señor, el Señor Todopoderoso, ha decretado un día de pánico, un día de humillación y desconcierto en el valle de la Visión, un día para derribar muros y para clamar a las montañas.


Todas las casas de Jerusalén y todos los palacios de los reyes de Judá, es decir, todas esas casas en cuyas azoteas se quemó incienso a los astros de los cielos y donde se derramaron libaciones a otros dioses, quedarán tan impuras como quedó Tofet”».


¡Yo estoy contra ti, Jerusalén, reina del valle, roca de la llanura! —afirma el Señor—. Vosotros decís: ‘¿Quién podrá venir contra nosotros? ¿Quién podrá entrar en nuestros refugios?’


Y los babilonios que ataquen esta ciudad entrarán en ella y le prenderán fuego, así como a las casas en cuyas azoteas se quemaba incienso a Baal y, para provocarme a ira, se derramaban libaciones a otros dioses.


por todo el mal que han cometido los pueblos de Israel y de Judá: ellos, sus reyes, sus jefes, sus sacerdotes y sus profetas, todos los habitantes de Judá y de Jerusalén.


Sobre todos los techos de Moab, y por todas sus plazas, solo se escuchan lamentos; porque rompí en pedazos a Moab como a una vasija desechada —afirma el Señor—.


«Movilícense las naciones; suban hasta el valle de Josafat, que allí me sentaré para juzgar a los pueblos vecinos.


¡Multitud tras multitud en el valle de la Decisión! ¡Cercano está el día del Señor en el valle de la Decisión!


Por tanto, tendréis noches sin visiones, oscuridad sin presagios». El sol se ocultará de estos profetas; ¡el día se les volverá tinieblas!


a los que en las azoteas se postran en adoración ante las estrellas del cielo, a los que, postrados en adoración, juran lealtad al Señor, y al mismo tiempo a Moloc,


Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a plena luz; lo que se os susurra al oído, proclamadlo desde las azoteas.


Mucho, desde cualquier punto de vista. En primer lugar, a los judíos se les confiaron las palabras mismas de Dios.


»Cuando edifiques una casa nueva, construye una baranda alrededor de la azotea, no sea que alguien se caiga de allí y sobre tu familia recaiga la culpa de su muerte.


Como gritaban tras ellos, los danitas se dieron vuelta y le preguntaron a Micaías: ―¿Qué te sucede, que has convocado a tu gente?


En esos momentos, Saúl regresaba del campo arreando sus bueyes, y preguntó: «¿Qué le pasa a la gente? ¿Por qué está llorando?» Entonces le contaron lo que habían dicho los habitantes de Jabés.


Samuel, que todavía era joven, servía al Señor bajo el cuidado de Elí. En esos tiempos no era común oír palabra del Señor, ni eran frecuentes las visiones.


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