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Isaías 15:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

5 Mi corazón grita por Moab; sus fugitivos huyen hasta Zoar, hasta Eglat Selisiyá. Suben llorando por la cuesta de Luhit; ante el desastre, gritan desesperados por el camino de Joronayin.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Mi corazón dará gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres años. Por la cuesta de Luhit subirán llorando, y levantarán grito de quebrantamiento por el camino de Horonaim.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Mi corazón llora por Moab. Su pueblo huye a Zoar y a Eglat-selisiya. Sube llorando por el camino a Luhit. Se pueden oír sus gritos de angustia a lo largo del camino a Horonaim.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Mi corazón está de duelo por Moab, por sus fugitivos que llegan hasta Soar. Por la cuesta de Luhit suben llorando, por el camino de Joronaim lanzan gritos desgarradores.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Mi corazón clama por Moab; Sus fugitivos se extienden hasta Zoar, hasta Eglat. Por la cuesta de Luhit suben llorando, Por el camino de Horonaim lanzan gritos de quebranto,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Mi corazón grita por Moab. Sus fugitivos, hasta Soar: Eglat Selisiyá. La cuesta de Lujit se la suben llorando; por el camino de Joronáin lanzan gritos desgarrados,

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Isaías 15:5
23 Referans Kwoze  

Lot levantó la vista y observó que todo el valle del Jordán, hasta Zoar, era tierra de regadío, como el jardín del Señor o como la tierra de Egipto. Así era antes de que el Señor destruyera Sodoma y Gomorra.


estuvieron en guerra contra los reyes Bera de Sodoma, Birsá de Gomorra, Sinab de Admá, Semeber de Zeboyín, y el rey de Bela, es decir, de Zoar.


Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad recibió el nombre de Zoar.


Todo el pueblo lloraba a gritos mientras David pasaba con su gente y, cuando el rey cruzó el arroyo de Cedrón, toda la gente comenzó la marcha hacia el desierto.


David, por su parte, subió al monte de los Olivos llorando, con la cabeza cubierta y los pies descalzos. También todos los que lo acompañaban se cubrieron la cabeza y subieron llorando.


Pero ahora el Señor dice: «Dentro de tres años, contados como los cuenta un jornalero, el esplendor de Moab y de toda su inmensa multitud será despreciado, y muy pocos y débiles serán sus sobrevivientes».


El Señor, el Señor Todopoderoso, ha decretado un día de pánico, un día de humillación y desconcierto en el valle de la Visión, un día para derribar muros y para clamar a las montañas.


Sus pies corren hacia el mal; se apresuran a derramar sangre inocente. Sus pensamientos son perversos; dejan ruina y destrucción en sus caminos.


Pero, si no obedecéis, lloraré en secreto a causa de vuestro orgullo; mis ojos llorarán amargamente y se desharán en lágrimas, porque el rebaño del Señor será llevado al cautiverio.


Pero yo no me he apresurado a abandonarte y dejar de ser tu pastor, ni he deseado que venga el día de la calamidad. Tú bien sabes lo que he dicho, pues lo dije en tu presencia.


¡Qué angustia, qué angustia! ¡Me retuerzo de dolor! Mi corazón se agita. ¡Ay, corazón mío! ¡No puedo callarme! Puedo escuchar el toque de trompeta y el grito de guerra.


Un desastre llama a otro desastre; todo el país está devastado. De repente fueron destruidos los pabellones y las tiendas donde habito.


Se oye el clamor desde Joronayin: ¡devastación y gran destrucción!


Por la cuesta de Luhit suben llorando sin cesar; por la bajada de Joronayin se oyen gritos de dolor, por causa de la destrucción.


Tiembla la tierra por la estruendosa caída de Babilonia; resuenan sus gritos en medio de las naciones.


Lloraré y gemiré por las montañas, haré lamentos por las praderas del desierto, porque están desoladas: ya nadie las transita ni se escuchan los mugidos del ganado. Desde las aves del cielo hasta los animales del campo, todos han huido.


¡Ay de ti, Moab! ¡Estás destruido, pueblo de Quemós! Tu dios convirtió a tus hijos en fugitivos y a tus hijas en prisioneras de Sijón, rey de los amorreos.


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