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Hechos 27:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

23 Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo,

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Biblia Reina Valera 1960

23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Pues anoche un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo estuvo a mi lado

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Anoche estuvo a mi lado un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Porque esta noche ha estado conmigo un ángel del Dios de quien soy y al cual sirvo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Pues esta noche se me ha aparecido un ángel del Dios a quien pertenezco y doy culto,

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Hechos 27:23
41 Referans Kwoze  

Yo, Señor, soy tu siervo; soy siervo tuyo, tu hijo fiel; ¡tú has roto mis cadenas!


El Señor escogió a Jacob como su propiedad, a Israel como su posesión.


Por tu gran amor, destruye a mis enemigos; acaba con todos mis adversarios. ¡Yo soy tu siervo!


Si ahora vosotros me sois del todo obedientes, y cumplís mi pacto, seréis mi propiedad exclusiva entre todas las naciones. Aunque toda la tierra me pertenece,


Mi amado es mío, y yo soy suya; él apacienta su rebaño entre azucenas.


Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; él apacienta su rebaño entre azucenas.


«Recuerda estas cosas, Jacob, porque tú eres mi siervo, Israel. Yo te formé, tú eres mi siervo; Israel, yo no te olvidaré.


Uno dirá: ‘Pertenezco al Señor’; otro llevará el nombre de Jacob, y otro escribirá en su mano: ‘Yo soy del Señor’ y tomará para sí el nombre de Israel”.


»Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el Señor—: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.


Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.


Entonces las ciudades desoladas se llenarán de mucha gente. Serán como las ovejas que, durante las fiestas solemnes, se llevan a Jerusalén para los sacrificios. Entonces sabrán que yo soy el Señor».


Si se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de tus manos.


Dicho esto, Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno en llamas y gritó: ―Sadrac, Mesac y Abednego, siervos del Dios Altísimo, ¡salid de ahí, y venid aquí! Cuando los tres jóvenes salieron del horno,


Entonces exclamó Nabucodonosor: «¡Alabado sea el Dios de estos jóvenes, que envió a su ángel y los salvó! Ellos confiaron en él y, desafiando la orden real, optaron por la muerte antes que honrar o adorar a otro dios que no fuera el suyo.


El rey dio entonces la orden, y Daniel fue arrojado al foso de los leones. Allí, el rey animaba a Daniel: ―¡Que tu Dios, a quien siempre sirves, se digne salvarte!


Ya cerca, lleno de ansiedad gritó: ―Daniel, siervo del Dios viviente, ¿pudo tu Dios, a quien siempre sirves, salvarte de los leones?


Mi Dios envió a su ángel y cerró la boca a los leones. No me han hecho ningún daño, porque Dios bien sabe que soy inocente. ¡Tampoco he cometido nada malo contra ti!


Pero a esa parte restante la pasaré por el fuego; la refinaré como se refina la plata, la probaré como se prueba el oro. Entonces ellos me invocarán y yo les responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”, y ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios”.


«El día que yo actúe, ellos serán mi propiedad exclusiva —dice el Señor Todopoderoso—. Tendré compasión de ellos, como se compadece un hombre del hijo que le sirve.


Quien quiera servirme debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará.


Al instante un ángel del Señor lo hirió, porque no le había dado la gloria a Dios; y Herodes murió comido de gusanos.


Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando: ―Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y os anuncian el camino de salvación.


Una noche el Señor le dijo a Pablo en una visión: «No tengas miedo; sigue hablando y no te calles,


A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: «¡Ánimo! Así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, es necesario que lo des también en Roma».


Pero en la noche un ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y los sacó.


Un ángel del Señor le dijo a Felipe: «Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza».


Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para anunciar el evangelio de Dios,


Dios, a quien sirvo de corazón predicando el evangelio de su Hijo, me es testigo de que os recuerdo sin cesar.


Pero ahora que habéis sido liberados del pecado y os habéis puesto al servicio de Dios, cosecháis la santidad que conduce a la vida eterna.


Fuisteis comprados por un precio. Por tanto, honrad con vuestro cuerpo a Dios.


Porque la porción del Señor es su pueblo; Jacob es su herencia asignada.


Al recordarte de día y de noche en mis oraciones, siempre doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia limpia como lo hicieron mis antepasados.


Y un siervo del Señor no debe andar peleando; más bien, debe ser amable con todos, capaz de enseñar y no propenso a irritarse.


Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se llevara a cabo la predicación del mensaje y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de la boca del león.


Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, llamado para que, mediante la fe, los elegidos de Dios lleguen a conocer la verdadera religión.


Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.


¿No son todos los ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación?


»Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para daros testimonio de estas cosas que conciernen a las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, la brillante estrella de la mañana».


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