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Hechos 26:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

20 Al contrario, comenzando con los que estaban en Damasco, siguiendo con los que estaban en Jerusalén y en toda Judea, y luego con los gentiles, a todos les prediqué que se arrepintieran y se convirtieran a Dios, y que demostraran su arrepentimiento con sus buenas obras.

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Biblia Reina Valera 1960

20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Primero les prediqué a los de Damasco, luego en Jerusalén y por toda Judea, y también a los gentiles: que todos tienen que arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y demostrar que han cambiado, por medio de las cosas buenas que hacen.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Muy por el contrario, empecé a predicar, primero a la gente de Damasco, luego en Jerusalén y en el país de los judíos, y por último en las naciones paganas. Y les pedía que se arrepintieran y se convirtieran a Dios, mostrando en adelante los frutos de una verdadera conversión.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 sino que anunciaba, primeramente a los que están en Damasco,° y también en Jerusalem,° y por toda la región de Judea, y a los gentiles, que se arrepintieran y se volvieran a Dios, haciendo obras dignas del arrepentimiento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 sino que, primero en Damasco y en Jerusalén, y después en toda la región de Judea y entre los gentiles, me puse a predicar que se convirtieran y volvieran a Dios, haciendo obras en consonancia con esa conversión.

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Hechos 26:20
56 Referans Kwoze  

Se acordarán del Señor y se volverán a él todos los confines de la tierra; ante él se postrarán todas las familias de las naciones,


Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia.


Y ahora habla con los habitantes de Judá y de Jerusalén, y adviérteles que así dice el Señor: “Estoy preparando una calamidad contra vosotros, y elaborando un plan en contra de vosotros. ¡Volveos ya de vuestro mal camino; enmendad vuestra conducta y vuestras acciones!”


Además, no he dejado de enviaros a mis siervos, los profetas, para deciros: ‘Convertíos ya de vuestro mal camino, enmendad vuestras acciones y no sigáis a otros dioses para servirlos; entonces habitaréis en la tierra que yo os he dado a vosotros y a vuestros antepasados’. Pero no me habéis prestado atención; no me habéis hecho caso.


Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del Señor.


Pero tú debes volverte a tu Dios, practicar el amor y la justicia, y confiar siempre en él.


Piensa bien lo que le dirás, y vuélvete al Señor con este ruego: «Perdónanos nuestra perversidad, y recíbenos con benevolencia, pues queremos ofrecerte el fruto de nuestros labios.


y decía: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca».


Producid frutos que demuestren arrepentimiento.


Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca».


Pero id y aprended qué significa esto: “Lo que quiero es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.


Los doce salieron y exhortaban a la gente a que se arrepintiera.


Hará que muchos israelitas se vuelvan al Señor su Dios.


¡Os digo que no! De la misma manera, todos vosotros pereceréis, a menos que os arrepientan.


¡Os digo que no! De la misma manera, todos vosotros pereceréis, a menos que os arrepintáis».


Os digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente.


Os digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.


Al oír esto, se apaciguaron y alabaron a Dios diciendo: ―¡Así que también a los gentiles les ha concedido Dios el arrepentimiento para vida!


»Por lo tanto, yo considero que debemos dejar de ponerles trabas a los gentiles que se convierten a Dios.


Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia, pero ahora manda a todos, en todas partes, que se arrepientan.


―Arrepentíos y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados —les contestó Pedro—, y recibiréis el don del Espíritu Santo.


A judíos y a griegos he instado a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesús.


Te libraré de tu propio pueblo y de los gentiles. Te envío a estos


»Así que, rey Agripa, no fui desobediente a esa visión celestial.


Por tanto, para que sean borrados vuestros pecados, arrepentíos y volveos a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor,


―¡Ve! —insistió el Señor—, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel.


Todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron, y se convirtieron al Señor.


¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento?


Pero, cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado.


La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.


Así que os digo esto y os insisto en el Señor: no viváis más con pensamientos frívolos como los paganos.


Ellos mismos hablan de lo bien que vosotros nos recibisteis, y de cómo os convertisteis a Dios dejando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero,


y, por causa de sus padecimientos y de sus llagas, maldecían al Dios del cielo, pero no se arrepintieron de sus malas obras.


Le he dado tiempo para que se arrepienta de su inmoralidad, pero no quiere hacerlo.


¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro.


Así que recuerda lo que has recibido y oído; obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes despierto, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón.


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