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Hebreos 9:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

15 Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la herencia eterna prometida, ahora que él ha muerto para liberarlos de los pecados cometidos bajo el primer pacto.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

15 Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Por eso él es el mediador de un nuevo pacto entre Dios y la gente, para que todos los que son llamados puedan recibir la herencia eterna que Dios les ha prometido. Pues Cristo murió para librarlos del castigo por los pecados que habían cometido bajo ese primer pacto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Por eso Cristo es el mediador de un nuevo testamento o alianza. Por su muerte fueron redimidas las faltas cometidas bajo el régimen de la primera alianza, y desde entonces la promesa se cumple en los que Dios llama para la herencia eterna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Por tanto es mediador de un nuevo pacto, para que habiendo ocurrido una muerte para la remisión de las transgresiones cometidas durante el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Por eso, él es mediador de una nueva alianza, para que, habiendo intervenido una muerte que redime de los pecados cometidos durante la primera alianza, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.

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Hebreos 9:15
52 Referans Kwoze  

El Señor protege la vida de los íntegros, y su herencia perdura por siempre.


después de las sesenta y dos semanas, se le quitará la vida al príncipe elegido. Este se quedará sin ciudad y sin santuario, porque un futuro gobernante los destruirá. El fin vendrá como una inundación, y la destrucción no cesará hasta que termine la guerra.


Y todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.


Mandó a sus siervos que llamaran a los invitados, pero estos se negaron a asistir al banquete.


»Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Venid vosotros, a quienes mi Padre ha bendecido; recibid vuestra herencia, el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.


necesité ropa, y me vestisteis; estuve enfermo, y me atendisteis; estuve en la cárcel, y me visitasteis”.


Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se postró delante de él. ―Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?


Cierto dirigente le preguntó: ―Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?


De la misma manera tomó la copa después de la cena, y dijo: ―Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros.


Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.


»Ahora os encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, mensaje que tiene poder para edificaros y daros herencia entre todos los santificados.


Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida!


En verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados.


Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.


Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.


Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.


A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.


Esos somos nosotros, a quienes Dios llamó no solo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles.


Él nos ha capacitado para ser servidores de un nuevo pacto, no el de la letra, sino el del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.


Ahora bien, no hace falta mediador si hay una sola parte, y sin embargo Dios es uno solo.


En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia


Para esto Dios os llamó por nuestro evangelio, a fin de que tengáis parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo.


Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,


Así que todo lo soporto por el bien de los elegidos, para que también ellos alcancen la gloriosa y eterna salvación que tenemos en Cristo Jesús.


Nuestra esperanza es la vida eterna, la cual Dios, que no miente, ya había prometido antes de la creación.


Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna.


También os compadecisteis de los encarcelados y, cuando a vosotros os confiscaron vuestros bienes, lo aceptasteis con alegría, conscientes de que teníais un patrimonio mejor y más permanente.


Necesitáis perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, recibáis lo que él ha prometido.


Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.


a Jesús, el mediador de un nuevo pacto; y a la sangre rociada, que habla con más fuerza que la de Abel.


El Dios que da la paz levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, a nuestro Señor Jesús, por la sangre del pacto eterno.


Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—,


Por lo tanto, hermanos, vosotros que habéis sido santificados y que tenéis parte en el mismo llamamiento celestial, considerad a Jesús, apóstol y sumo sacerdote de la fe que profesamos.


Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie superior por quien jurar, juró por sí mismo


Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que Dios le había prometido.


Por tanto, Jesús ha llegado a ser el que garantiza un pacto superior.


Al llamar «nuevo» a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior; y lo que se vuelve obsoleto y envejece ya está por desaparecer.


entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo. No lo hizo con sangre de machos cabríos y becerros, sino con su propia sangre, logrando así un rescate eterno.


En el caso de un testamento, es necesario constatar la muerte del testador,


también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.


Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes le aman.


Porque Cristo murió por los pecados, una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevaros a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.


Y, después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que os llamó a su gloria eterna en Cristo, os restaurará y os hará fuertes, firmes y estables.


Esta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.


Y entonaban este nuevo cántico: «Digno eres de recibir el rollo escrito y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.


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