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Génesis 42:22 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

22 Entonces habló Rubén: ―Yo os advertí que no le hicierais daño al muchacho, pero no me hicisteis caso. ¡Ahora tenemos que pagar el precio de su sangre!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 «¿No les dije yo que no pecaran contra el muchacho? —preguntó Rubén—. Pero ustedes no me hicieron caso, ¡y ahora tenemos que responder por su sangre!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Rubén dijo a los demás: '¿No les decía yo que no le hicieran mal al muchacho? Pero ustedes no me escucharon y ahora estamos pagando por su muerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Entonces Rubén les respondió diciendo: ¿Acaso no os hablé diciendo: No pequéis contra el muchacho?° Pero no escuchasteis, y ahora, ciertamente, su sangre nos es demandada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Respondióles Rubén: '¿No os lo advertí yo, cuando os dije que no atentarais contra el niño? Pero vosotros no me escuchasteis, y he aquí que ahora se nos demanda su sangre'.

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Génesis 42:22
19 Referans Kwoze  

―¡Qué has hecho! —exclamó el Señor—. Desde la tierra, la sangre de tu hermano reclama justicia.


Como José les hablaba por medio de un intérprete, ellos no sabían que él entendía todo lo que estaban diciendo.


―Yo soy José —les declaró a sus hermanos—. ¿Vive todavía mi padre? Pero ellos estaban tan pasmados que no atinaban a contestarle.


Al reflexionar sobre la muerte de su padre, los hermanos de José concluyeron: «Tal vez José nos guarde rencor, y ahora quiera vengarse de todo el mal que le hicimos».


El Señor hará recaer sobre su cabeza la sangre que derramó, porque a espaldas de mi padre atacó Joab a Abner hijo de Ner, que era comandante del ejército de Israel, y a Amasá hijo de Jéter, que era comandante del ejército de Judá. Así mató a filo de espada a dos hombres que eran mejores y más justos que él.


¡Que la culpa de esas muertes recaiga para siempre sobre la cabeza de Joab y de sus descendientes! ¡Pero que la paz del Señor permanezca para siempre con David y sus descendientes, y con su linaje y su trono!


El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos.


al malvado: “Estás condenado a muerte”. Si tú no hablas al malvado ni le haces ver su mala conducta, para que siga viviendo, ese malvado morirá por su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte.


En nuestro caso, el castigo es justo, pues sufrimos lo que merecen nuestros delitos; este, en cambio, no ha hecho nada malo.


Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: «Sin duda este hombre es un asesino, pues, aunque se salvó del mar, la justicia divina no va a consentir que siga con vida».


Estos muestran que llevan escrito en el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues sus propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan.


El que deba ser llevado cautivo, a la cautividad irá. El que deba morir a espada, a filo de espada morirá. ¡En esto consisten la perseverancia y la fidelidad de los santos!


Todos sufrieron terribles quemaduras, pero ni así se arrepintieron; en vez de darle gloria a Dios, que tiene poder sobre esas plagas, maldijeron su nombre.


Jonatán le habló a su padre Saúl en favor de David: ―¡No vaya el rey a pecar contra su siervo David! —le rogó—. Él no te ha hecho ningún mal; al contrario, lo que ha hecho ha sido de gran beneficio para ti.


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