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Filipenses 3:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que la ley exige, intachable.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Era tan fanático que perseguía con crueldad a la iglesia, y en cuanto a la justicia, obedecía la ley al pie de la letra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 y convencido, como lo demostré persiguiendo a la Iglesia; y en cuanto a ser justo según la Ley, fui un hombre irreprochable.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia;° en cuanto a la justicia que hay en la ley, irreprensible.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia que hay en la ley, tenido por irreprensible.

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Filipenses 3:6
25 Referans Kwoze  

Los gabaonitas no pertenecían a la nación de Israel, sino que eran un remanente de los amorreos. Los israelitas habían hecho un pacto con ellos, pero tanto era el celo de Saúl por Israel y Judá que trató de exterminarlos. Entonces David convocó a los gabaonitas


le dijo: ―Ven conmigo, para que veas el celo que tengo por el Señor. Y lo llevó en su carro.


No seas demasiado justo, ni tampoco demasiado sabio. ¿Para qué destruirte a ti mismo?


Pero, si la llaga ulcerosa se le pone blanca, la persona enferma deberá ir al sacerdote


»¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Limpiáis el exterior del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de desenfreno.


Porque os digo que no entraréis en el reino de los cielos a menos que vuestra justicia supere a la de los fariseos y de los maestros de la ley.


Ambos eran rectos e intachables delante de Dios; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor.


Al oírlo, alabaron a Dios. Luego dijeron a Pablo: «Ya ves, hermano, cuántos miles de judíos han creído, y todos ellos siguen aferrados a la ley.


y así lo pueden atestiguar el sumo sacerdote y todo el Consejo de ancianos. Incluso obtuve de parte de ellos cartas para nuestros hermanos judíos en Damasco, y fui allí con el fin de traer presos a Jerusalén a los que encontrara, para que fueran castigados.


Ellos me conocen desde hace mucho tiempo y pueden atestiguar, si quieren, que viví como fariseo, de acuerdo con la secta más estricta de nuestra religión.


Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.


En otro tiempo yo tenía vida aparte de la ley; pero, cuando vino el mandamiento, cobró vida el pecado y yo morí.


No hagáis tropezar a nadie, ni a judíos, ni a gentiles ni a la iglesia de Dios.


Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.


para que seáis intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella brilláis como estrellas en el firmamento,


y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe.


Anteriormente, yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero Dios tuvo misericordia de mí porque yo era un incrédulo y actuaba con ignorancia.


Entonces los hombres de la ciudad le exigieron a Joás: ―Saca a tu hijo, pues debe morir, porque destruyó el altar de Baal y derribó la imagen de Aserá que estaba junto a él.


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