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Ezequiel 9:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

4 y le dijo: «Recorre la ciudad de Jerusalén, y coloca una señal en la frente de quienes giman y hagan lamentación por todos los actos detestables que se cometen en la ciudad».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Le dijo: «Recorre las calles de Jerusalén y pon una marca en la frente de todos los que lloren y suspiren por los pecados detestables que se cometen en la ciudad».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 y le dice: 'Recorre Jerusalén, marca con una cruz en la frente a los hombres que se lamentan y que gimen por todas esas prácticas escandalosas que se realizan en esta ciudad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 y le dijo YHVH: ¡Pasa en medio de la ciudad, en medio de Jerusalem, y señala con una cruz° las frentes de los hombres que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Y Yahveh le dijo: 'Pasa por la ciudad, recorre Jerusalén y traza una cruz en las frentes de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que en ella se cometen'.

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Ezequiel 9:4
29 Referans Kwoze  

―No será así —replicó el Señor—. El que mate a Caín, será castigado siete veces. Entonces el Señor le puso una marca a Caín, para que no fuera a matarlo quien lo hallara.


―Id a consultar al Señor por mí, por el pueblo y por todo Judá con respecto a lo que dice este libro que se ha encontrado. Sin duda que la gran ira del Señor arde contra nosotros, porque nuestros antepasados no obedecieron lo que dice este libro ni actuaron según lo que está prescrito para nosotros.


Ríos de lágrimas brotan de mis ojos, porque tu ley no se obedece.


Me llenan de indignación los impíos, que han abandonado tu ley.


La sangre servirá para señalar las casas donde vosotros os encontréis, pues al verla pasaré de largo. Así, cuando hiera yo de muerte a los egipcios, no os tocará a vosotros ninguna plaga destructora.


Cuando el Señor pase por el país para herir de muerte a los egipcios, verá la sangre en el dintel y en los postes de la puerta y pasará de largo por esa casa. No permitirá el Señor que el ángel exterminador entre en vuestras casas y os hiera.


Tomarán luego un poco de sangre y la untarán en los dos postes y en el dintel de la puerta de la casa donde coman el cordero.


Porque lo dice el excelso y sublime, el que vive para siempre, cuyo nombre es santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados.


Pero, si no obedecéis, lloraré en secreto a causa de vuestro orgullo; mis ojos llorarán amargamente y se desharán en lágrimas, porque el rebaño del Señor será llevado al cautiverio.


»Y tú, hijo de hombre, con el corazón quebrantado y en presencia de todo el mundo, llora con amargura.


»Así dice el Señor omnipotente: “Aplaude, patalea y grita: ‘¡Felicitaciones por todas las terribles abominaciones del pueblo de Israel!’ Morirán por la espada, el hambre y la peste.


Pero oí que a los otros les dijo: «Seguidlo. Recorred la ciudad y matad sin piedad ni compasión.


Matad a viejos y a jóvenes, a muchachas, niños y mujeres; comenzad en el templo, y no dejéis a nadie con vida. Pero no toquéis a los que tengan la señal». Y aquellos hombres comenzaron a matar a los viejos que estaban frente al templo.


que bebéis vino en tazones y os perfumáis con las esencias más finas sin afligiros por la ruina de José,


En aquel tiempo registraré Jerusalén con lámparas para castigar a los que reposan tranquilos como vino en su sedimento, a los que piensan: “El Señor no va a hacer nada, ni para bien ni para mal”.


como en los días de fiesta». «Yo te libraré de las tristezas, que son para ti una carga deshonrosa.


Los que temían al Señor hablaron entre sí, y él los escuchó y les prestó atención. Entonces se escribió en su presencia un libro de memorias de aquellos que temen al Señor y honran su nombre.


nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón como garantía de sus promesas.


Temo que, al volver a visitaros, mi Dios me humille delante de vosotros, y que yo tenga que llorar por muchos que han pecado desde hace algún tiempo, pero no se han arrepentido de la impureza, de la inmoralidad sexual y de los vicios a que se han entregado.


Por lo demás, que nadie me cause más problemas, porque yo llevo en el cuerpo las cicatrices de Jesús.


No agraviéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.


A pesar de todo, el fundamento de Dios es sólido y se mantiene firme, pues está sellado con esta inscripción: «El Señor conoce a los suyos», y esta otra: «Que se aparte de la maldad todo el que invoca el nombre del Señor».


Luego miré, y apareció el Cordero. Estaba de pie sobre el monte Sión, en compañía de ciento cuarenta y cuatro mil personas que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre.


Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. Vi también las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. No habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años.


Se les ordenó que no dañaran la hierba de la tierra, ni ninguna planta ni ningún árbol, sino solo a las personas que no llevaran en la frente el sello de Dios.


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