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Ezequiel 7:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

23 »Prepara las cadenas, porque el país se ha llenado de sangre, y la ciudad está llena de violencia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 Haz una cadena, porque la tierra está llena de delitos de sangre, y la ciudad está llena de violencia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 »Prepara cadenas para mi pueblo, porque la tierra está ensangrentada por crímenes terribles. Jerusalén está llena de violencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Harán allí una masacre porque el país está cubierto de sangre y la ciudad repleta de violencia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Prepara grilletes: el país está lleno de crímenes sangrientos y la ciudad repleta de violencia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Prepara las cadenas, porque el país está lleno de crímenes, la ciudad está repleta de violencia.

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Ezequiel 7:23
29 Referans Kwoze  

Además del pecado que hizo cometer a Judá, haciendo así lo que ofende al Señor, Manasés derramó tanta sangre inocente que inundó Jerusalén de un extremo a otro.


incluso por haber derramado sangre inocente, con la cual inundó Jerusalén. Por lo tanto, el Señor no quiso perdonar.


Cuando levantáis vuestras manos, yo aparto de vosotros mis ojos; aunque multipliquéis vuestras oraciones, no las escucharé, pues tenéis las manos llenas de sangre.


Tenéis las manos manchadas de sangre y los dedos manchados de iniquidad. Vuestros labios dicen mentiras; vuestra lengua murmura maldades.


Sus pies corren hacia el mal; se apresuran a derramar sangre inocente. Sus pensamientos son perversos; dejan ruina y destrucción en sus caminos.


Tienes la ropa manchada de sangre, de sangre de gente pobre e inocente, a los que nunca sorprendiste robando. Por todo esto


»Pero tus ojos y tu corazón solo buscan ganancias deshonestas, solo buscan derramar sangre inocente y practicar la opresión y la violencia».


Así me dijo el Señor: «Hazte un yugo y unas correas, y póntelos sobre el cuello.


La palabra del Señor vino a Jeremías después de que Nabuzaradán, el comandante de la guardia, lo había dejado libre en Ramá. Allí lo había encontrado Nabuzaradán preso y encadenado, entre todos los cautivos de Judá y Jerusalén que eran deportados a Babilonia.


Como agua que brota de un pozo, así brota de Jerusalén la maldad. En ella se oye de violencia y destrucción; no veo otra cosa que enfermedades y heridas.


si no oprimís al extranjero ni al huérfano ni a la viuda, si no derramáis sangre inocente en este lugar, ni seguís a otros dioses para vuestro propio mal,


Me tiene encerrado, no puedo escapar; me ha puesto pesadas cadenas.


Habéis matado a mucha gente en esta ciudad y habéis llenado las calles de cadáveres.


Adviértele a la gente del país que así dice el Señor omnipotente acerca de los que habitan en Jerusalén y en la tierra de Israel: “Con mucho miedo comerán su pan, y con gran angustia beberán su agua. Por la violencia de sus habitantes, la tierra será despojada de todo lo que hay en ella.


oprima al pobre y al indigente, robe y no devuelva la prenda al deudor, y eleve plegarias a los ídolos e incurra en actos repugnantes;


»”Pero yo voy a dar palmas en contra de las ganancias injustas que has acumulado, y en contra de la sangre que se ha derramado en tus calles.


Los jefes de la ciudad son como lobos que desgarran a su presa; siempre están listos para derramar sangre y para destruir vidas, con tal de lograr ganancias injustas.


En ti habita gente que con sus calumnias incita a derramar sangre; gente que come en los santuarios de los montes y que hace cosas detestables.


»”Así dice el Señor omnipotente: ¡Basta ya, príncipes de Israel! ¡Abandonad la violencia y la explotación! ¡Practicad el derecho y la justicia! ¡Dejad de extorsionar a mi pueblo! Lo afirma el Señor.


Y me llevó al atrio interior del templo. A la entrada del templo, entre el vestíbulo y el altar, había unos veinticinco hombres que estaban mirando hacia el oriente y adoraban al sol, de espaldas al templo del Señor.


Me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves esto? ¿Tan poca cosa le parece a Judá cometer tales abominaciones que también ha llenado la tierra de violencia y no deja de provocarme? ¡Mira cómo me enardecen, pasándose por la nariz sus pestilentes ramos!


El Señor me respondió: «La iniquidad del pueblo de Israel y de Judá es extremadamente grande. El país está lleno de violencia; la ciudad, llena de injusticia. Ellos piensan: “El Señor ha abandonado el país. No hay ningún Señor que vea”.


Cunden, más bien, el perjurio y la mentira. Abundan el robo, el adulterio y el asesinato. ¡Un homicidio sigue a otro!


Codician campos, y se apropian de ellos; casas, y de ellas se adueñan. Oprimen al varón y a su familia, al hombre y a su propiedad.


La gente piadosa ha sido eliminada del país, ¡ya no hay gente honrada en este mundo! Todos tratan de matar a alguien, y unos a otros se tienden redes.


Con todo, Tebas marchó al exilio; fue llevada al cautiverio. A sus hijos los estrellaron contra las esquinas de las calles. Sobre sus nobles echaron suertes, y encadenaron a su gente ilustre.


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