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Ezequiel 2:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

6 Tú, hijo de hombre, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras, por más que estés en medio de cardos y espinas, y vivas rodeado de escorpiones. No temas por lo que digan, ni te sientas atemorizado, porque son un pueblo obstinado.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 »Hijo de hombre, no tengas miedo ni de ellos ni de sus palabras. No temas, aunque sus amenazas te rodeen como ortigas, zarzas y escorpiones venenosos. No te desanimes por sus ceños fruncidos, por muy rebeldes que ellos sean.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Y tú, hijo de hombre, no les temas, no temas a sus amenazas; serán para ti como zarzas u ortigas, como un escorpión donde te hayas sentado. No tengas miedo de sus palabras, no temas ante ellos: ¡no son más que una raza de rebeldes!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y tú, hijo de hombre, no temas, no temas a ellos ni sus palabras, aunque te hallas entre cardos y espinas, y moras con escorpiones, no tengas temor de sus palabras ni te espantes ante ellos, porque son casa rebelde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 En cuanto a ti, hijo de hombre, no los temas, ni temas tampoco sus palabras, aunque sean para ti cardos y espinas y tengas que vivir entre escorpiones; no temas sus palabras ni te desanimes por causa de ellos, pues son una raza rebelde.

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Ezequiel 2:6
31 Referans Kwoze  

El ángel del Señor le ordenó a Elías: «Baja con él; no le tengas miedo». Así que Elías se levantó y bajó con el oficial para ver al rey,


«Soy yo mismo el que los consuela. ¿Quién eres tú, que temes a los hombres, a simples mortales, que no son más que hierba?


»Escuchadme, vosotros que conocéis lo que es recto; pueblo que lleva mi ley en su corazón: No temáis el reproche de los hombres, ni os desalentéis por sus insultos,


La maldad arde como un fuego que consume zarzas y espinos, que incendia la espesura del bosque y sube luego, como torbellino, en una columna de humo.


»Pero tú, ¡prepárate! Ve y diles todo lo que yo te ordene. No temas ante ellos, pues de lo contrario yo haré que sí los temas.


No temas a nadie, que yo estoy contigo para librarte». Lo afirma el Señor.


Ellos dijeron: «Vamos, tramemos un plan contra Jeremías. Porque no le faltará la ley al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Ataquémoslo de palabra, y no hagamos caso de nada de lo que diga».


Todos ellos son muy rebeldes, y andan sembrando calumnias; sean de bronce o de hierro, todos son unos corruptos.


Cuéntale una parábola a este pueblo rebelde, y adviértele que así dice el Señor omnipotente: »“Coloca la olla sobre el fuego y échale agua.


Los israelitas no volverán a sufrir el desprecio de sus vecinos, que duele como aguijones y pincha como espinas, ¡y se sabrá que yo soy el Señor!”


Yo, en cambio, estoy lleno de poder, lleno del Espíritu del Señor, y lleno de justicia y de fuerza, para echarle en cara a Jacob su delito; para reprocharle a Israel su pecado.


El mejor de ellos es más enmarañado que una zarza; el más recto, más torcido que un espino. Pero ya viene el día de su confusión; ¡ya se acerca el día de tu castigo anunciado por tus centinelas!


No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Temed más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.


Sí, os he dado autoridad para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada os podrá hacer daño.


¿O, si le pide un huevo, le dará un escorpión?


»A vosotros, mis amigos, os digo que no temáis a los que matan el cuerpo, pero después no pueden hacer más.


Los gobernantes, al ver la osadía con que hablaban Pedro y Juan, y al darse cuenta de que eran gente sin estudios ni preparación, quedaron asombrados y reconocieron que habían estado con Jesús.


Pero Pedro y Juan replicaron: ―¿Es justo delante de Dios obedeceros a vosotros en vez de obedecerlo a él? ¡Juzgadlo vosotros mismos!


Ahora, Señor, toma en cuenta sus amenazas y concede a tus siervos el proclamar tu palabra sin temor alguno.


Orad también por mí para que, cuando hable, Dios me dé las palabras para dar a conocer con valor el misterio del evangelio,


y sin temor alguno a vuestros adversarios, lo cual es para ellos señal de destrucción. Para vosotros, en cambio, es señal de salvación, y esto proviene de Dios.


Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.


Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible.


¡Dichosos si sufrís por causa de la justicia! «No temáis lo que ellos temen, ni os dejéis asustar».


Tenían cola y aguijón como de escorpión; y en la cola tenían poder para torturar a la gente durante cinco meses.


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