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Ezequiel 18:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

4 La persona que peque morirá. Sabed que todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo.

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Biblia Reina Valera 1960

4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pues todos los seres humanos son míos para juzgar, los padres y los hijos por igual. Esta es mi regla: la persona que peque es la que morirá.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Porque todas las vidas me pertenecen, tanto la vida del hijo como la del padre, y el que peca, ése morirá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Sabedlo: todas las almas son mías. Como el alma del padre, así el alma del hijo es mía. El alma que pecare, ésa morirá.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Mirad que todas las vidas son mías; tanto la vida del padre como la vida del hijo son mías: el que peque, ése morirá'.

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Ezequiel 18:4
19 Referans Kwoze  

Sin embargo, según lo que ordenó el Señor, no mató a los hijos de los asesinos, pues está escrito en el libro de la ley de Moisés: «A los padres no se les dará muerte por la culpa de sus hijos, ni a los hijos se les dará muerte por la culpa de sus padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado».


¡Que sufra el pecador su propia destrucción! ¡Que beba de la ira del Todopoderoso!


Si tus hijos pecaron contra Dios, él les dio lo que su pecado merecía.


Así dice Dios, el Señor, el que creó y desplegó los cielos; el que extendió la tierra y todo lo que ella produce; el que da aliento al pueblo que la habita, y vida a los que en ella se mueven:


Mi litigio no será eterno, ni estaré siempre enojado, porque ante mí desfallecerían todos los seres vivientes que he creado.


Al contrario, al que coma uvas agrias le dará dentera, es decir, que cada uno morirá por su propia iniquidad.


Todo el que peque merece la muerte, pero ningún hijo cargará con la culpa de su padre, ni ningún padre con la del hijo: al justo se le pagará con justicia y al malvado se le pagará con maldad.


Yo, el Señor omnipotente, juro por mí mismo que jamás se volverá a repetir este proverbio en Israel.


»Quien es justo practica el derecho y la justicia;


al malvado: “Estás condenado a muerte”. Si tú no hablas al malvado ni le haces ver su mala conducta, para que siga viviendo, ese malvado morirá por su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte.


Cuando yo le diga al malvado: “¡Vas a morir!”, si tú no le adviertes que cambie su mala conducta, el malvado morirá por su pecado, pero a ti te pediré cuentas de su sangre.


Esta profecía es la palabra del Señor con respecto a Israel. Afirma el Señor, que extendió los cielos, que echó los cimientos de la tierra, y que puso en el hombre aliento de vida:


Pero Moisés y Aarón se postraron rostro en tierra, y exclamaron: ―Señor, Dios de toda la humanidad: un solo hombre ha pecado, ¿y vas tú a enojarte con todos ellos?


―Dígnate, Señor, Dios de toda la humanidad, nombrar un jefe sobre esta comunidad,


Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.


Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen.


»No se dará muerte a los padres por la culpa de sus hijos, ni se dará muerte a los hijos por la culpa de sus padres. Cada uno morirá por su propio pecado.


Después de todo, aunque nuestros padres humanos nos disciplinaban, los respetábamos. ¿No hemos de someternos, con mayor razón, al Padre de los espíritus, para que vivamos?


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