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Éxodo 34:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

7 que mantiene su amor hasta mil generaciones después, y que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que no deja sin castigo al culpable, sino que castiga la maldad de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y la cuarta generación.

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Biblia Reina Valera 1960

7 que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Yo derramo amor inagotable a mil generaciones, y perdono la iniquidad, la rebelión y el pecado. Pero no absuelvo al culpable, sino que extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos y sus nietos; toda la familia se ve afectada, hasta los hijos de la tercera y cuarta generación».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 El mantiene su benevolencia por mil generaciones y soporta la falta, la rebeldía y el pecado, pero nunca los deja sin castigo; pues por la falta de los padres pide cuentas a sus hijos y nietos hasta la tercera y la cuarta generación.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 que guarda la misericordia a millares, que carga con la iniquidad, la transgresión y el pecado, pero de ningún modo justifica al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos, y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 que guarda su benevolencia por mil generaciones, que tolera culpas, transgresiones y pecados, pero que no deja nada impune y castiga la falta de los padres en los hijos, y en los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación'.

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Éxodo 34:7
57 Referans Kwoze  

Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor tuvo compasión de ellos.


Oye la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Oye desde el cielo, donde habitas; ¡escucha y perdona!


óyelo tú desde el cielo y juzga a tus siervos. Condena al culpable, y haz que reciba su merecido; absuelve al inocente, y vindícalo por su rectitud.


Si os volvéis al Señor, vuestros hermanos y vuestros hijos serán tratados con benevolencia por aquellos que los tienen cautivos, y podrán regresar a esta tierra. El Señor vuestro Dios es compasivo y misericordioso. Si os volvéis a él, jamás os abandonará».


Le dije: «Señor, Dios del cielo, grande y temible, que cumples el pacto y eres fiel con los que te aman y obedecen tus mandamientos,


»Y ahora, Dios nuestro, Dios grande, temible y poderoso, que cumples el pacto y eres fiel, no tengas en poco los sufrimientos que han padecido nuestros reyes, gobernantes, sacerdotes y profetas, nuestros padres y todo tu pueblo, desde los reyes de Asiria hasta hoy.


Que, si yo peco, tú me vigilas y no pasas por alto mi pecado.


Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias;


Que recuerde el Señor la iniquidad de su padre, y no se olvide del pecado de su madre.


Pero en ti se halla perdón, y por eso debes ser temido.


Al que hirió a los primogénitos de Egipto; su gran amor perdura para siempre.


Pero hundió en el Mar Rojo al faraón y a su ejército; su gran amor perdura para siempre.


Por amor a tu nombre, Señor, perdona mi gran iniquidad.


Pero tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo, lento para la ira, y grande en amor y verdad.


Señor y Dios nuestro, tú les respondiste; fuiste para ellos un Dios perdonador, aun cuando castigaste sus rebeliones.


Préstale atención y obedécelo. No te rebeles contra él, porque va en representación mía y no perdonará tu rebelión.


»Mantente al margen de cuestiones fraudulentas. »No le quites la vida al que es inocente y honrado, porque yo no absuelvo al malvado.


Y el Señor le respondió: ―Voy a darte pruebas de mi bondad, y te daré a conocer mi nombre. Y verás que tengo clemencia de quien quiero tenerla, y soy compasivo con quien quiero serlo.


de la siguiente manera: ―Señor, si realmente cuento con tu favor, ven y quédate entre nosotros. Reconozco que este es un pueblo terco, pero perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y adóptanos como tu herencia.


Declarad y presentad vuestras pruebas, deliberad juntos. ¿Quién predijo esto hace tiempo, quién lo declaró desde tiempos antiguos? ¿Acaso no lo hice yo, el Señor? Fuera de mí no hay otro Dios; Dios justo y Salvador, no hay ningún otro fuera de mí.


Porque yo estoy contigo para salvarte —afirma el Señor—. Destruiré por completo a todas las naciones entre las que te había dispersado. Pero a ti no te destruiré del todo, sino que te castigaré con justicia; ¡de ninguna manera quedarás impune!”


Muestras tu fiel amor a multitud de generaciones, pero también castigas a los hijos por la iniquidad de sus antepasados. ¡Oh Dios grande y fuerte, tu nombre es el Señor Todopoderoso!


Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada —afirma el Señor—.


Esta fue la oración y confesión que le hice: »“Señor, Dios grande y terrible, que cumples tu pacto de fidelidad con los que te aman y obedecen tus mandamientos:


Pero, aun cuando nos hemos rebelado contra ti, tú, Señor nuestro, eres un Dios compasivo y perdonador.


¿Debo tener por justas la balanza falsa y la bolsa de pesas alteradas?


¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su pueblo? No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar.


¿Quién podrá enfrentarse a su indignación? ¿Quién resistirá el ardor de su ira? Su furor se derrama como fuego; ante él se resquebrajan las rocas.


Por eso os digo que a todos se les podrá perdonar todo pecado y toda blasfemia, pero la blasfemia contra el Espíritu no se le perdonará a nadie.


Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.


Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. Ahora bien, ¿cuál de los dos lo amará más?


Entonces le dijo Jesús a ella: ―Tus pecados quedan perdonados.


»Por tanto, hermanos, sabed que por medio de Jesús se os anuncia el perdón de los pecados.


Por su poder, Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.


En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia


Más bien, sed bondadosos y compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente, así como Dios os perdonó en Cristo.


Mía es la venganza; yo pagaré. A su debido tiempo, su pie resbalará. Se apresura su desastre, y el día del juicio se avecina”.


pero que destruye a quienes lo odian y no se tarda en darles su merecido.


»Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos,


porque nuestro «Dios es fuego consumidor».


Entonces Josué les dijo: ―Vosotros sois incapaces de servir al Señor, porque él es Dios santo y Dios celoso. No os tolerará vuestras rebeliones y pecados.


Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.


Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego.


Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre. Esta es la segunda muerte».


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