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Éxodo 3:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

8 Así que he descendido para librarlos del poder de los egipcios y sacarlos de ese país, para llevarlos a una tierra buena y espaciosa, tierra donde abundan la leche y la miel. Me refiero al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Por eso he descendido para rescatarlos del poder de los egipcios, sacarlos de Egipto y llevarlos a una tierra fértil y espaciosa. Es una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 y por esta razón estoy bajando, para librarlo del poder de los egipcios y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que mana leche y miel, al territorio de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Descenderé, pues, para librarlo de mano de los egipcios y para hacerlo subir de ese país a una tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel,° al lugar del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 He bajado para liberarlo de la mano de los egipcios y subirlo de ese país a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar donde viven los cananeos, los hititas, los amorreos, los perizeos, los jiveos y los jebuseos.

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Éxodo 3:8
54 Referans Kwoze  

Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo,


Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos».


El Señor le dijo: ―Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años.


Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas.


Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor contra ellas me lo indica; y, si no, he de saberlo.


Entonces Israel, su padre, les dijo: ―Ya que no hay más remedio, haced lo siguiente: Echad en vuestros costales los mejores productos de esta región, y llevádselos de regalo a ese hombre: un poco de bálsamo, un poco de miel, perfumes, mirra, nueces, almendras.


Yo te acompañaré a Egipto, y yo mismo haré que vuelvas. Además, cuando mueras, será José quien te cierre los ojos.


Tiempo después, José dijo a sus hermanos: «Yo estoy a punto de morir, pero sin duda Dios vendrá a ayudaros, y os llevará de este país a la tierra que prometió a Abraham, Isaac y Jacob».


los heveos, los araceos, los sineos,


Descubriste en él un corazón fiel; por eso hiciste con él un pacto. Le prometiste que a sus descendientes les darías la tierra de los cananeos, de los hititas, amorreos y ferezeos, de los jebuseos y gergeseos. Y cumpliste tu palabra porque eres justo.


Dice el Señor: «Voy ahora a levantarme, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesitado se queja».


Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol.


Probad y ved que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian.


Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores.


Precisamente el día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años, todos los escuadrones del Señor salieron de Egipto.


Ese mismo día, el Señor sacó de Egipto a los israelitas, escuadrón por escuadrón.


y en este mismo mes deberéis celebrar esta ceremonia, cuando ya el Señor os haya hecho entrar en la tierra que prometió dar a vuestros antepasados. Se trata de la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, heveos y jebuseos: ¡tierra donde abundan la leche y la miel!


Por eso me propongo sacaros de vuestra opresión en Egipto y llevaros al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. ¡Es una tierra donde abundan la leche y la miel!’ ”


Por lo que a ti corresponde, cumple con lo que hoy te mando. Echaré de tu presencia a los amorreos, cananeos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos.


Desde que me presenté ante el faraón y le hablé en tu nombre, no ha hecho más que maltratar a este pueblo, que es tu pueblo. ¡Y tú no has hecho nada para librarlo!


hasta que yo venga y os lleve a un país como el vuestro, país de grano y de mosto, de pan y de viñedos”.


¡Ojalá rasgaras los cielos y descendieras! ¡Las montañas temblarían ante ti,


Así cumpliré el juramento que les hice a vuestros antepasados, de darles una tierra donde abundan la leche y la miel, como la que hoy tenéis vosotros”». Yo respondí: «Amén, Señor».


Yo os traje a una tierra fértil, para que comierais de sus frutos y de su abundancia. Pero vinisteis y contaminasteis mi tierra; hicisteis de mi heredad algo abominable.


Le diste a Israel esta tierra, donde abundan la leche y la miel, tal como se lo habías jurado a sus antepasados.


En aquel día, con la mano en alto les juré que los sacaría de Egipto y los llevaría a una tierra que yo mismo había explorado. Es una tierra donde abundan la leche y la miel, ¡la más hermosa de todas!


Pero a vosotros os digo: “Poseeréis la tierra que perteneció a esas naciones, tierra donde abundan la leche y la miel. Yo mismo os la daré a vosotros como herencia”. »Yo soy el Señor vuestro Dios, que os he distinguido entre las demás naciones.


»Yo mismo os hice subir desde Egipto, y os conduje cuarenta años por el desierto, a fin de conquistar para vosotros la tierra de los amorreos.


Explorad el país, y fijaos cómo son sus habitantes, si son fuertes o débiles, muchos o pocos.


Averiguad si la tierra en que viven es buena o mala, y si sus ciudades son abiertas o amuralladas.


Este fue el informe: ―Fuimos al país al que nos enviaste, ¡y por cierto que allí abundan la leche y la miel! Aquí podéis ver sus frutos.


Nadie ha subido jamás al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre.


Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió.


Tomaron consigo algunos de los frutos de la tierra, los trajeron y nos informaron de lo buena que es la tierra que nos da el Señor nuestro Dios.


Poneos en marcha y dirigíos a la región montañosa de los amorreos y a todas las zonas vecinas: el Arabá, las montañas, las llanuras occidentales, el Néguev y la costa, hasta la tierra de los cananeos, el Líbano y el gran río, el Éufrates.


y escribirás sobre ellas todas las palabras de esta ley. Esto lo harás después de cruzar el Jordán y de entrar en la tierra que el Señor tu Dios te da, tierra donde abundan la leche y la miel, tal como el Señor tu Dios se lo prometió a tus antepasados.


»El Señor te concederá abundancia de bienes: multiplicará tus hijos, tu ganado y tus cosechas en la tierra que a tus antepasados juró que te daría.


Escucha, Israel, y esfuérzate en obedecer. Así te irá bien y serás un pueblo muy numeroso en la tierra donde abundan la leche y la miel, tal como te prometió el Señor y Dios de tus padres.


»El Señor tu Dios te hará entrar en la tierra que vas a poseer, y expulsará de tu presencia a siete naciones más grandes y fuertes que tú, que son los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.


El Señor les había prometido a sus antepasados que les daría una tierra donde abundan la leche y la miel. Pero los israelitas que salieron de Egipto no obedecieron al Señor, y por ello él juró que no verían esa tierra. En consecuencia, deambularon por el desierto durante cuarenta años, hasta que murieron todos los varones en edad militar.


Había reyes que vivían en el lado occidental del Jordán, en la montaña, en la llanura y a lo largo de la costa del Mediterráneo, hasta el Líbano: hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos. Cuando estos monarcas se enteraron de lo sucedido,


Los israelitas replicaron: ―Tal vez sois de por aquí y, en ese caso, no podemos hacer ningún trato con vosotros.


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